ISBN 0124-0854
N º 176 Mayo de 2011
Internet o que resalta términos en los documentos fotocopiados que lee , usualmente dejándose llevar caóticamente por lo que quiere que el texto diga . Una práctica en la que el docente convalida el ejercicio irreflexivo , sucumbe ante la circularidad y el embotamiento de la información digital y contribuye a que la escritura se convierta , cada vez más , en un “ procedimiento de información práctica ”, como lo anotara Leroi-Gourhan .
En otras palabras , en medio de la avalancha de datos que jalonan la cultura , exigir , sin más , la presencia de términosconceptos ― lo mismo que abundancia de referencias y citas de autores ―, para calificar luego los trabajos de los estudiantes con base en ello , no parece expresar más que ese arrasador dominio de la información sobre la reflexión , pues es obvio que en esos textos de los estudiantes pesa más la información que la reflexión , si es que hay reflexión o procesamiento de la información . Esos textos resultan especies de enjambres ― no de tejidos ― en los que , a falta del uso necesario de comillas , que los estudiantes se han ido acostumbrando a desconocer , desarticuladamente se hacen parecer ideas ajenas como propias ― lo que es flagrante plagio ―; o se suelta alguna idea
propia , que el que escribe no sabe defender : no se sostiene mínimamente la argumentación .
Por otro lado , como lo anotara el profesor Jaime Alberto Vélez hace algunos años , aparte de no ser necesariamente el mecanismo adecuado para calificarlos en las materias , exigirles a los estudiantes la presentación de “ ensayos ” yerra al dar por supuesto el conocimiento de dos cosas , concomitantes : lo relativo al tema ( contenido ) y lo relativo al lenguaje para expresarlo ( forma ). Y conocer un tema implica haber leído y releído bien , reflexiva e interlocutivamente , los distintos textos que servirán de apoyo ; al tiempo que saber expresar las ideas implica un trabajo recurrente sobre la utilización del lenguaje .
De modo que la práctica docente deja ver claramente que “ el término ensayo , en buena medida , ha terminado por convertirse en una denominación confusa que los profesores suelen utilizar para solicitar de sus alumnos cierta forma de trabajo académico ”. 6 El problema , como se anotó antes , es que esa exigencia fracasa también ― o justamente allí ― en los posgrados de que se envanece la
.