Agenda Cultural UdeA - Año 2011 MARZO | Page 3

ISBN 0124-0854
N º 174 Marzo 2011 de entre los dos sectores, dos caras de la misma moneda, no ha logrado hacerse realidad en las instituciones colombianas de educación superior.
A pesar de los múltiples escenarios que en el marco del desarrollo cultural se han venido abriendo espacio en el país en los últimos veinte años, en materias como las lenguas tradicionales, las empresas creativas, la cultura digital y las tecnologías en relación con la cultura; el patrimonio inmaterial que recoge la esencia de las culturas en lo que a sus hábitos, tradiciones, creencias, expresiones creativas, gastronómicas se refiere, más allá de la mirada centrada en el patrimonio arquitectónico que prevaleció por muchos años; la cooperación cultural; la diversidad y la interculturalidad, entre otros, en materia de educación superior, la cultura todavía se encuentra anclada al Acuerdo 003 de 1995, expedido por el Consejo de Educación Superior— CESU—, el cual estableció que lo cultural en las instituciones de educación superior es una actividad de las oficinas de bienestar institucional que se orienta fundamentalmente a proveer alternativas creativas y para el uso del tiempo libre de los estudiantes universitarios, que contribuyan a su formación integral. Disposición que ha centrado el quehacer cultural de la mayor parte de las instituciones de educación superior en la promoción de agrupaciones artísticas conformadas por estudiantes universitarios y en la realización de festivales anuales de teatro, música, danzas, entre otros, en los que participan dichas agrupaciones e intercambian sus experiencias.
Algunas universidades, sin embargo, vienen haciendo ingentes esfuerzos por materializar otras prácticas culturales,
desde el ámbito de la extensión y de la investigación universitarias, que permitan concretar su pertinencia social en lo que respecta a la participación efectiva en el diseño e implementación de políticas culturales de los territorios en que se inscriben; el desarrollo de la investigación sobre los principales problemas de la cultura en las regiones y en el país; el fortalecimiento de las capacidades de los actores culturales de las regiones; la publicación de libros en todas las áreas del conocimiento; la ampliación del sentido de las bibliotecas como centros de desarrollo cultural, y el fortalecimiento de los medios de comunicación universitarios como espacios culturales, entre otros.
De otra parte, diversas instituciones de educación superior de Colombia han asumido el reto de la calidad académica a partir de las directrices emanadas del Consejo Nacional de Educación Superior— CESU. Es así como, desde 1998, se dio inicio a un proceso amplio de acreditación de programas académicos bajo el modelo establecido por el Consejo Nacional de Acreditación— CNA—, que luego se convirtieron en la base para la acreditación de las instituciones de educación superior.
Dicho modelo permitió a las universidades, en un primer momento, proponer los indicadores para su autoevaluación, a partir de los factores de calidad( misión y proyecto institucional, estudiantes y profesores, procesos académicos, investigación, pertinencia e impacto social, procesos de autoevaluación y autorregulación, bienestar institucional, organización, administración y gestión, recursos de apoyo académico y planta física, y recursos financieros), las características que definen estos factores, y los