IV
ISBN 0124-0854
N º 177 Junio de 2011 entregaron en la Personería de Yarumal los desplazados de la masacre.
En Ochalí estudiaron Diego y Álvaro hasta quinto grado. Luego hicieron sus estudios secundarios en el Liceo San Luis de Yarumal, de donde, cada fin de semana regresaban al regazo de sus padres. Ese lunes de enero( que correspondía a las vacaciones de fin de año para los estudiantes de derecho de la Universidad de Antioquia), Álvaro, quien había decidido ser abogado bajo la consigna de“ ser quién encarnaría el futuro de Colombia”, acompañaba a sus padres. Cuando se preparaba para las vacaciones, le había dicho dijo a la tía que lo acogió en Medellín que se llevaría todo; conocedor de las profecías apocalípticas de fin de milenio, concluyó su burla con una frase que todavía aprieta el corazón de la mujer:“ si no nos encontramos otra vez, es porque el mundo se acabó”.
El lunes, Ochalí no se enteró de su primer muerto, aunque fuera Héctor Patiño, propietario de La Rivera.
IV
No es que no llegaran avisos. Las visitas de“ unos y otros” fueron constantes.“ Unos y otros” en Colombia quiere decir guerrilleros, paramilitares y Ejército, un eufemismo que los campesinos colombianos usan para no acolitar la deshonra de llamar por su nombre a quienes les arruinan la vida.
Los Llanos, Ochalí, Yarumal, Antioquia. Foto: www. yarumal. gov. co
En la tarde del lunes, Margarita, la esposa de Héctor acompañó a Yuliana hasta la terminal de buses de Yarumal y le encomendó al conductor del vehículo entregarla a Héctor sana y salva. Cuando el vehículo llegó, la pequeña saltó desde las bancas y entró a la tienda: las mesas de billar estaban“ patasarriba”, los perros acobardados en un rincón y el cadáver de Héctor detrás del mostrador. Cuando los demás llegaron, la encontraron custodiando a su padre, lívida, huérfana.
A las once de la noche, observando tras la ventana, Margarita se explicó el regreso del camión por lo traidora que es la trocha para Ochalí. Pero cuando Yuliana la vio, se ahogó en llanto y un grito despertó a los vecinos. Horas más tarde apareció Carlos, el mayor de los hijos y el más cercano al padre. Margarita, que toda la noche había pensado cómo