ISBN 0124-0854
N º 177 Junio de 2011
La popularidad nunca llenó la cabeza de Emilia de aire caliente; por el contrario, puso de manifiesto su nobleza, acentuando en ella un sentido de preocupación y vigilancia del mundo cercano y lejano que la rodeaba. Su sentido común y su olfato periodístico la llevaron a sentir como propios los problemas que aquejaban a sus lectores, quienes le hacían llegar cartas o se le acercaban mientras caminaba por las calles de la capital y le insinuaban que“ algo debía hacerse con”… Sus columnas, en las que escribió siempre con sencillez, crearon una suerte de confidencia con ese lector que buscaba en Emilia un reflejo de su realidad, más sencilla quizá y menos política que la de las páginas de opinión. Emilia tocó temas sensibles que afectaban los pies, el bolsillo, el estómago, los gustos y el corazón de las gentes. En sus columnas, a veces prudentes, a veces erróneos, pero siempre presentes, son protagonistas el sentido común y el humor.
De muy poco serviría el poder de la prensa que existe— repetía constantemente Emilia—, si únicamente sirviese para transmitir noticias y llenar de datos, en muchas ocasiones gravemente perjudiciales, en sus páginas rojas. Antes es preciso que sirvan para orientar la opinión hacia los intereses de la patria, para poner diques a la demagogia de cualquier clase que sea, y para defender las tradiciones que llegan— no hay otra manera— a través de la cultura.
Su amor por el periodismo, como forma de vida, es indiscutible. Su dedicación a este oficio fue titánica, escribiendo sin falta y diariamente, a lo largo de veintisiete años de carrera, entre 1934 y 1961, cuando muere a los cincuenta y cuatro años de edad. Los logros
profesionales de Emilia fueron muchos: escribió para El Espectador, El Siglo, El Tiempo, entre otros medios; se destacó en el manejo de géneros como la columna de opinión, el reportaje, la entrevista y la crónica de viaje; pero el logro más importante, quizá, fue el de romper esquemas y trazar el camino para que otras mujeres entraran en la vida periodística.
La columna de opinión como fuente de documentación
Durante su carrera, Emilia Pardo Umaña se movió principalmente en los terrenos de la columna de opinión, donde se destacó por su versatilidad a la hora de elegir, abordar y confeccionar, con una singular argumentación, los más diversos temas. La primera mujer periodista colombiana gozó de una popularidad que pocos periodistas de opinión han experimentado. Una de sus grandes habilidades fue estar en consonancia con su público, interpretar sus intereses y traducirlos en columnas que resonaron entre sus lectores. La columna de opinión es, como lo plantea María Jesús Casals en su ensayo“ La columna periodística: de esos embusteros días del ego inmarchitable”,
“ el género periodístico de opinión en el que más claramente se manifiesta el „ Yo ‟ del que escribe, por varias razones: por su asiduidad en su cita con los lectores, por sus raíces históricas y literarias y por las funciones que cumple en sus dos formas conocidas, el análisis y la revelación” 2.