Agenda Cultural UdeA - Año 2011 DICIEMBRE | Página 9

Jonathan Carvajal, La casa del pez, lápiz de color y rapidógrafo de color.
ISBN 0124-0854
N º 183 Diciembre de 2011
Paulino pasó de ser un negro cualquiera al amigo adorado y elogiado por todos; Yanila miraba, desconfiada. Al billete le improvisaron un santuario en el saloncito donde dormían los niños en hamacas y esterillas. La gente se acercaba al rancho de cañabrava, y desde la ventana, como viendo a un muerto, miraba con envidia la mesita con mantel( prestada la mesita y prestado el mantel), rodeada con un cerquito que hizo Yanila con palos clavados en el suelo de tierra pisada( pa’ que nadie se acercara). Sobre la mesita, el sufragio negro, abierto a manera de biblia, iluminado por una veladora y custodiado por una estatuica de la virgen. Miraban, se persignaban, sonreían y soñaban con ser dueños de ese pedacito de papel; luego se unían a la fiesta y redistribuían una y otra vez el montón de plata, pero nunca alcanzaban a gastársela toda, pues con sólo mil o dos mil millones alcanzaba para comprar la tierra, las casas, la dotación y hasta las almas de todos los del caserío, la vereda y lo poquito que conocían de Quibdó.
La fiesta duró la noche. Temprano en la mañana del domingo, Yanila fue a Vegandó a comprar fiado un mercadito para atender a la gente; todos querían fiarle y prestarle. Cuando llegó a Bagresito, a eso de las nueve, un olor a chamuscado la hizo mirar hacia el despejado del piladero para ver, aterrada, el marrano negro que iban a vender a fin de año, despellejándose en una gran fogata hecha con hojas secas, palos de