Agenda Cultural UdeA - Año 2011 AGOSTO | Page 11

ISBN 0124-0854
N º 179 Agosto de 2011
Luis Fernando Peláez y Juan Manuel Peláez. El bosque, instalación, 2005.
sintonía con un desencanto más o menos generalizado frente a los partidos, los políticos y los parlamentos. Se quería pasar del voto que elige a los políticos al voto que decide las políticas, expresando cierta confianza en la movilización social que dotaría de poder a un agente menos egoísta y más eficaz en la gestión de los intereses de la sociedad.
La segunda promesa consistía en abrir el sistema de partidos y en ofrecer pluralidad en las opciones para los ciudadanos. Articulada con la anterior, esta promesa suponía jubilar los viejos partidos y desalentar sus prácticas. Hacer que un sistema que restringía cada vez más las
alternativas del centro a la derecha, cediera terreno a uno en el que participaran, con posibilidades reales y sin perder la vida, organizaciones de izquierda y representantes de sectores tradicionalmente marginados de las decisiones. Con esto se apuntaba a desalentar la acción armada de quienes se veían excluidos de la escena política así como suponía expresar mejor la diversidad étnica y religiosa.
La tercera promesa apuntaba a fortalecer la política local y regional y a concederle cierta autonomía. El santo y seña de muchos progresistas de la época se resumía en el fortalecimiento de la democracia local. Por eso esta promesa seguía una senda trazada