Agenda Cultural UdeA - Año 2011 ABRIL | Page 12

N º 175 Abril de 2011 colombiana debió haberse ocupado de conceptos como aluna y jorema, con los que hubiera podido ampliar la comprensión de lo que otros llamaron razón, pensamiento, alma y espíritu. Hace tiempo; pero nuestra apertura al conocimiento autóctono sigue aplazada por vergüenza. Una vergüenza autoculposa, para decirlo en kantiano. Hemos avanzado, porque hemos entendido que este aplazamiento es enfermizo y que la única manera de evitar nuestra complicidad en hechos punibles es participar de una corrección histórica.“ Es ist Zeit, daß es Zeit wird”, es tiempo de que sea tiempo, escribió Paul Celan.
Por eso, el 21 y 22 de febrero hemos celebrado, en conjunto con la Universidad Nacional de Colombia, el día de las lenguas nativas. Para este evento hemos contado con la ayuda de la Vicerrectoría de Extensión y la Facultad de Comunicaciones, con la asistencia del Grupo de Estudios de Literatura y Cultura Intelectual Latinoamericana, del Grupo de Interculturalidad y la orientación del Comité de Inclusión de la Universidad de Antioquia, que ha promovido, además, la creación de un Cabildo Indígena Universitario. Y, como por complemento a tantas
buenas labores, el Ministerio de Educación ha aprobado el primer programa de estudios universitarios que parte de los saberes indígenas, bajo el título de Licenciatura en Pedagogía de la Madre Tierra, un pregrado liderado en la Facultad de Educación por el profesor tule Abadio Green. Sería de esperar que en el próximo semestre tuviéramos los primeros profesores de lenguas indígenas en la Universidad de Antioquia, los primeros conferencistas indígenas en arquitectura, en medicina, en botánica. Ojalá se nos escuche.
Hemos avanzado, sí, es cierto. Pero nos preocupa la lentitud con que el Ministerio de Cultura maneja la reglamentación de la Ley 1381 y la oposición que otras leyes, como las de minas, le hacen a este“ pequeño sueño”. Vale que sobre el papel se respeten las lenguas nativas, pero es de vida o muerte que se respeten los territorios sagrados de los hablantes de tales lenguas. Si la universidad indígena existe, es, precisamente, porque los sabedores han podido preservar esos territorios, en los que se levanta la anáneko o universidad, cuyo centro es el mambeadero o aula de clase. Allí se aprende, sobre todo, a armonizar con el mundo.