Agenda Cultural UdeA - Año 2010 SEPTIEMBRE | Page 10

ISBN 0124-0854
N º 169 Septiembre de 2010
Álvaro Barrios, Noticias de Clark Kent y de Luisa Lane( díptico), acrílico sobre lienzo, 50,8 x 50,8 cm, 2006.
contemporaneidad en un marco cultural, si no más importante, por lo menos más explícito. Si el arte está dominado por un tipo de comunicación metafórica, por una especie de indispensabilidad antropológica y por una forma de expresión que atrae más la atención crítica hacia los medios del decir y su espesor simbólico, no está claro que estos procedimientos tengan a la belleza como uno de sus objetivos dominantes. Sin embargo, las pruebas no son tan contundentes, y las posiciones son diversas, cuando no ambiguas. ¿ Quién se atrevería a decir que los primeros artistas rupturistas del país, a mi juicio los de finales de los sesenta, no tienen en cuenta la belleza como uno de sus propósitos? Es obvio que en ellos cohabitan la parodia, el humor, la crítica y la interrogación analítica por los fundamentos del arte, pero el deslinde no está del todo consumado, más allá de que las palabras dichas por los autores quieran hacérnoslo creer a pies juntillas.
Los orígenes del arte contemporáneo en Colombia ofrecen, como se sabe, no sólo
momentos de experimentalismo, irrupción de nuevos materiales, relación de obras con el contexto y actitudes que interrogaban y ponían en cuestión la propia institución artística, sino que también aportan algunas de las figuras autorales más fuertes y atractivas del arte colombiano. Extraña que no hayan pasado a ser personajes de la ficción o del cine, salvo en la rumorología local o en algún documental realizado con el apoyo del Ministerio de Cultura. Los actores del campo artístico no son sólo reconocibles por sus obras, sino también por su manera de interactuar con la esfera pública y hacer vivir socialmente la posición del artista en un contexto ideológico donde esta figura ya no puede ser exclusivamente la de un disfrutador, la de un bohemio o la de un elaborador de productos singulares, sino una especie de intelectual, promotor o movilizador que toma el arte como punto de partida para un debate social más amplio y para una rearticulación de los símbolos. Una figura autoral que, además, se opone a la de los viejos maestros con sus inoperantes valores éticos y sus sistemas de creencias y formas de vida apoltronadas en el área de comodidad que les creó la burguesía a la que proveyeron de capital cultural. En cierto sentido, tanto Álvaro Barrios como Bernardo Salcedo, Feliza Bursztyn y Beatriz González encarnan una nueva manera de ser artista en Colombia,