ISBN 0124-0854
N º 163 Marzo 2010 conquistas del cine de ficción o del experimental.
Estas características han propiciado que en algunos círculos teóricos, críticos o de producción se hable de“ nuevo documental” o“ postdocumental”, términos que trascenderían los límites clásicos y modernos de un género en plena transformación de sí mismo. También ha surgido el ambiguo término de“ documental postmoderno” que asociaría al documental actual con las prácticas artísticas contemporáneas de vanguardia o, el más apropiado, de actividad documental posmoderna, siguiendo la propuesta que hizo Douglas Crimp en teoría fotográfica, de agrupar los autores y núcleos institucionales heterogéneos que irradiaron influencia y luego hegemonía cultural en los años 80 del siglo pasado, a partir de los rasgos comunes de los discursos comprometidos con la revisión de la cultura artística y fotográfica moderna. Lo cierto es que esta multitud de denominaciones tienden a confirmar las rupturas que se han operado con el paradigma documental clásico y moderno en las últimas décadas, y también demuestran una necesidad de pensar desde una perspectiva diferente, más acorde con las
Andrei Tarkovski, El espejo, 1974
transformaciones culturales presentes, las nuevas formas que dichas rupturas han generado. Se admite así, que los cambios actuales en el documental coinciden, sin omitir no obstante sus muy variadas modulaciones, con los que se han producido en otras artes y prácticas de representación a raíz de la influencia del fenómeno posmodernista o de la contemporaneidad. Sin embargo, aquí prefiero utilizar en general las denominaciones de cine de no ficción contemporáneo o cine de no ficción postvérité, términos que están haciendo carrera en la teoría contemporánea y los cuales, pienso, son las que mejor permiten enfatizar sobre las prácticas más innovadoras de la contemporaneidad.