ISBN 0124-0854
N º 166 Junio de 2010 bachillerato y esta alusión llevó al Profe a retomar el hilo de sus recuerdos .
El Profe se detiene nuevamente y un suspiro profundo se anticipa a sus palabras :
— En Valledupar conocí a Rafael Escalona siendo un adolescente , y a toda su familia . Lo que más me impresionó de esos muchachos del Loperena fue la alegría por tener su colegio de bachillerato y las ganas inmensas de aprender . Eran puntuales y correctísimos . También noté de entrada las diferencias culturales entre las colonias . Unos venían de Ocaña , otros de la Guajira , otros del Litoral y muchos de los pueblos de La Provincia . Sus orígenes marcaban sus diferentes inclinaciones . Entre ellos , Rafael era un estudiante correcto .
Se detiene un momento y mientras se acomoda en el sofá , el Profe nos comparte lo más sensible de sus recuerdos :
— Yo ya estaba casado y tenía la nostalgia del hogar ausente , mis hijos y mi esposa querida . Esa separación fue para mí impactante . Por eso acudí a la confianza y al cariño de la familia Escalona , con quien tenía ya relación de conocimiento , porque don Clemente tenía un hijo aquí en Ciénaga , Julio Escalona , quien era operador de la sala de cine . Doña Margarita me pedía , a veces , la camisa porque los botones los tenía sueltos . Me encariñé con la familia y ellos conmigo .
— Yo noté en Rafael algo distinto . Recuerdo que después de hacer el aseo del aula , él tomaba su pupitre , lo ubicaba frente a mi escritorio y se ponía a tararear ; silbaba y tarareaba espontáneamente una música que parecía salirse del alma . Nunca lo vi interpretando un instrumento musical . Creo que no lo toca ahora . El sólo tarareaba .
Se toma un tiempo para apurar lo que queda del jugo de fruta y continúa :
— Rafael tenía un compañero — ya murió —, Jaime Molina ; recuerdo su voz profunda . Él era lo contrario , no buscaba la cara a cara con el profesor , sino que se arrinconaba en los ángulos del aula . Era un dibujante . Molina hacía el dibujo con una risita saboteadora y el “ bodoque ” pasaba por todos los puestos hasta que llegaba a mi escritorio mientras que yo escribía en el tablero . Como ve usted , ellos hacían también sus pilatunas : el uno tarareaba y el otro dibujaba . Un día llamé a Molina y discretamente me lo llevé al cerezo .
Se detiene para aclaramos que éste es una especie silvestre y al margen agrega :