ISBN 0124-0854
N º 166 Junio de 2010 cienaguera en el contexto regional y nacional ”. Agradecí nuevamente la deferencia , la confianza y la oportunidad que me brindaba el doctor Payares para penetrar en tan rico universo de expresiones musicales , pues estaba convencida de que el tránsito por su historia pondría ante mis ojos revelaciones de altísimo valor para las inquietudes que han orientado , desde años atrás , mi incursión en la cultura de Magdalena Grande , particularmente en su música .
En efecto , el primer rastreo de documentos me puso en contacto con la crucial figura del compositor e intérprete Eulalio Meléndez ( 1846-1916 ); y digo crucial , porque su talante musical marcó un hito en la historia musical de Ciénaga , y sus influencias hoy se dejan escuchar en los productos de los jóvenes compositores de la región . El maestro Meléndez no sólo inspiró la tradicional melodía de El caimán , sino también cantos legendarios como La piña madura y Chencha quiere a Sebastián , cuyos estribillos han cantado por lo menos cuatro generaciones de colombianos y cuyas melodías han servido a los acordeoneros noveles de la Provincia de Padilla , para marcar en el acordeón sus primeros compases coherentes (“ mochitos ”, como en el lenguaje popular se les llama ).
Rafael Escalona a los 19 años
De La piña madura conocí la circunstancia anecdótica de su nacimiento de la pluma del historiador cienaguero Guillermo Henríquez Torres , quien para dar testimonio del genio de los músicos de la banda “ Armonía ciénaga ”, rescata el instante fecundo en que nace la copla y la pegajosa melodía . Cuenta don Guillermo que , por allá en uno de los primeros años del siglo XX , en casa de don José Francisco Robles se realizó un baile amenizado por la orquesta que dirigía el maestro Eulalio Meléndez . En un intervalo de la fiesta , el
señor Godofredo Armenta se percata de que la mayoría de los invitados admiraban la exuberancia de una piña que había sido colocada en el “ seibo ” ( mueble del comedor ) en lugar de apreciar y degustar la belleza de sus mujeres . Entonces , con oportuna picardía grita :
La piña madura súbete a cogerla muchachas bonitas son las cienagueras .