ISBN 0124-0854
N º 166 Junio de 2010 cambiaría los destinos de la hidalga ciudad . En 1934 accedió a la presidencia de la república Alfonso López Pumarejo , hijo de Rosario Pumarejo Cotes , dama nacida del tallo de rancia estirpe vallenata , quien falleció cuando el destacado estadista era aún muy niño . La imagen amorosa de la madre , adornada por los encantos de la apacible villa , mantuvo en él vivo el afecto y prolongó el interés por aquel enigmático lugar de sus más arcaicos recuerdos .
En 1935 , intereses personales llevaron a López Pumarejo hasta los remotos territorios de la Guajira , en el departamento de Magdalena , viaje que le permitió conocer los sinuosos caminos que conducían de Santa Marta a Fundación y de aquí a Riohacha , luego de atravesar el desierto entre densas polvaredas .
Tan pronto culminó la visita a su compadre y primo Luis Cotes Gómez en la modesta ranchería donde éste habitaba desde años atrás , el presidente López salió hacia Valledupar , pasando nuevamente por Riohacha y tomando la vía Barrancas- Fonseca-Distracción . En este poblado , dice Consuelo Araujonoguera , pernoctó en casa de la familia Vidal Daza y fue precisamente allí donde tomó nota de los requerimientos que “[...] un mes más tarde se concretaron en la orden del ejecutivo de continuar y ampliar el proyecto de carreteable río Ranchería-Fonseca-Distracción-San Juan del Cesar , para el cual destinó una partida de cinco mil pesos ( 1998 : 60 )”.
Cuando llegó a Valledupar , lo esperaba una distinguida delegación , entre la cual se encontraba don Pedro Castro Monsalvo , quien un año después sería nombrado gobernador de Magdalena . Don Pedro llevó a López Pumarejo a recorrer las calles de la colonial ciudad . Visitó la iglesia y también la casona donde nació y vivió Rosario
Pumarejo , a quien su padre llamaba en tono cariñoso “ mi vallenata ”. Así fue como se enteró de las necesidades de una ciudad muy señorial y cargada de tradiciones , pero de espaldas al progreso y lejos de los avances que él había impreso al país , a través de lo que se llamó “ La Revolución en marcha ”.
López Pumarejo dimensionó y ejecutó reformas en la educación y en el sector del agro , entre otras , y de esta política salvadora derivaría provecho Valledupar , pues la carretera que la unió a Fundación y a Santa Marta , le permitió “ prender vuelo ” para mostrar al país la riqueza y fertilidad de sus suelos y la calidad de sus gentes .
El hijo de doña Rosario Pumarejo regresaría a Valledupar en 1944 , durante su segunda presidencia , cuando ya eran realidad el puente de Salguero , que une a la ciudad con el municipio de La Paz , un hospital con toda su dotación , la Escuela de Artes y Oficios , que funcionaba desde 1940 , y un colegio de bachillerato para varones .
Fue , en efecto , el respaldo gubernamental y la necesidad inaplazable de un colegio de bachillerato para sus jovencitos lo que generó , en febrero de 1942 , la reunión de un distinguido grupo de ciudadanos , presididos por el profesor Joaquín Emilio Ribón , rector de la Escuela de Artes y Oficios , para tratar y dar solución a tan imperioso requerimiento . Una vez lograron los básicos acuerdos , los patricios elaboraron reglamentos provisionales , organizaron las directivas — Ribón en la rectoría — y abrieron el colegio , al que bautizaron con el nombre de la heroína vallenata María Concepción Loperena .
El 11 de marzo de 1942 , el colegio Loperena inició actividades académicas y abrió su internado en la misma casona donde se