ISBN 0124-0854
N º 167 Julio de 2010
él el 27 de julio de 1817 en la iglesia de San Sebastián, situada en un prestigioso barrio limeño. Desconocía Manuela lo fugaz que sería su nuevo estado civil; su corazón de apenas veintidós años no sospechaba que ese hombre inglés, que la doblaba en edad, era el iniciador de su pesadilla. Una pesadilla de amor.
Enrique Brunning, Iglesia San Francisco de Paita, finales del siglo XIX.
Simón Sáenz entregó a Fary Mariano Ontaneda la, para entonces, cuantiosa suma de“ un mil pesos, para la crianza de la niña”( Cacua, 2002: 51). A los siete años fue internada en el convento de Santa Catalina, donde recibió la formación dirigida a las mujeres: aprendió a leer y a escribir correctamente, a contar y calcular con agilidad, a coser, bordar y zurcir, a preparar dulces exquisitos y a elaborar complicados tejidos.
Entre ilusiones( sólo entre ilusiones) hizo su ingreso el amor en la vida de esta mujer. Un comerciante de origen inglés y de nombre James Thorne se enamoró perdidamente de la hija del Señor Sáenz, sentimiento que ella no correspondió aunque debió casarse con
Transcurridos apenas tres años aparecieron los desacuerdos entre el matrimonio Thorne-Saénz. La distancia se hizo visible entre la pareja unida sin amor aunque con una significativa dote de por medio. Entre tales desacuerdos figuró la decisión de la señora Sáenz de vincularse a la causa de la Independencia al colaborar con el Ejército Patriota, ante lo cual Thorne reaccionó con molestia, prohibición y rechazo. La distancia entre los esposos era enorme, aunque la ruptura tardó en ser definitiva. Manuela optó por la lucha independentista, por ella dejó a su marido y protagonizó un escándalo social que marcó toda su vida.
El 16 de junio de 1822 la ciudad de Quito estaba de fiesta: Ecuador había sido ganada para la causa emancipadora. En el fragor de la celebración, los corazones de Bolívar y Manuela empezaron un requiebro de amor, después de que ella le lanzó un ramo de flores desde el balcón de la familia Larrea. Las miradas fueron el anuncio del amor definitivo, del por siempre censurado amor por el que ella padeciera, del amor vivido y“ libre” para él, pues ya estaba viudo luego de su breve matrimonio con doña María Teresa del Toro.