ISBN 0124-0854
N º 167 Julio de 2010
votos de fidelidad al Rey, a quien aclaman poco después amado soberano, y todo refrendado con la invocación del nombre de Dios. No eran hombres que jurasen en falso los dos ilustres vocales cuyas firmas van al pie del manifiesto.
Autor no identificado, Policarpa Salavarrieta marcha al suplicio, Óleo, siglo XIX, 73 x 91 cm. Museo Nacional de Colombia, Bogotá.
En la página 54 se habla con grande elogio de la Inquisición de Cartagena, ― como imparcial y a donde no habían podido penetrar las maquinaciones del despotismo ‖.
Pintando en otro lugar el movimiento del 20 de julio, lo explica así el memorial: ― En tal conflicto recurrimos a Dios, a este Dios que no deja perecer la inocencia, a este nuestro Dios justo que defiende la causa de los humildes; nos entregamos en sus manos, adoramos sus inescrutables decretos; le protestamos que nada habíamos deseado sino defender su santa fe, oponernos a los errores de los libertinos de Francia, conservarnos fieles a Fernando, y procurar el bien y libertad de nuestra patria ‖.
Aquí se manifiesta el sentido de la libertad, como antes apareció el de la independencia de que habla el Acta. Nótese, por lo demás, que estos sentimientos vienen asociados con
2. Se objeta, en segundo lugar, que al reconocer a Fernando VII, se le impusieron, con todo, condiciones inaceptables. ¿ Cuáles? La de venir a América. Al proponerla, ¿ procedían los patriotas de buena fe? ¿ O trataban de encubrir con falsas palabras y condiciones impracticables el intento de independizarse en absoluto? Cuestión es ésta compleja y difícil, pues se refiere a las intenciones de los autores del documento, no a la letra del documento mismo. Compleja, porque algunos de ellos, que después siguieron la causa realista, es evidente que no abrigaban tal intento, mientras otros, que después juraron independencia, es posible que ya lo abrigasen. Difícil, porque entre diferentes aspiraciones y contradictorios intentos, es arduo empeño el averiguar si en efecto la independencia absoluta tenía, no sólo adictos in petto, sino realmente un partido, aunque no se declarase con franqueza.
Nosotros nos inclinamos a pensar que en aquellos momentos la independencia podía estar en algunas cabezas, pero que no había por ella propiamente un partido. Candorosos eran en lo general