ISBN 0124-0854
N º 162 Febrero 2010 público de las tribunas, los rostros de las personas que se habían puesto de pie para salir a recibirlo, las modestas instalaciones del club. Una sonrisa despectiva plegó por un instante los labios del recién llegado.
Alguien le pidió que se sentara. El hombre negó con la cabeza. Con sus dos acompañantes permanecía de pie junto a la entrada del improvisado coliseo donde se exhibían los animales. Laura notó que uno de ellos era el mismo que había adquirido las mejores obras de arte en El Castillo. Sus miradas se cruzaron. El desconocido la miró fijamente, al tiempo que hacía un gesto casi imperceptible, algo así como un saludo destinado exclusivamente a ella.
Volvió a recordar a Fernando Pérez. Cada vez que pensaba en él sentía temor y ansiedad, urgencia de volverlo a ver, angustia de no verlo más, incertidumbre frente al futuro de esa amistad que en pocos meses se le había vuelto imprescindible. Nunca se sentía tan a gusto como cuando se tomaban un café en un lugar poco frecuentado, ninguno prestaba tanta atención como
él a sus palabras. Jamás la habían mirado como si fuera imposible apartar los ojos de ella, tanto, que volvía a sentirse agradable, a veces indiscutiblemente hermosa.
La llamó por primera vez dos semanas después de su encuentro en el museo, para preguntarle dónde había colgado el cuadro de Luis Caballero. Ella había anhelado en secreto esa llamada, diciéndose alternativamente que lo haría, que no eran más que ideas suyas, que no tenía por qué hacerla, que el teléfono estaba a punto de sonar. Cinco días después volvió a llamarla para invitarla a almorzar en el restaurante chino de Laureles. Ni ese día, ni durante los siguientes encuentros, insinuó nada que no fuera una tranquila camaradería. Hablaban de pintura, de libros, él le contaba de arquitectura, de sus años de estudiante en Berkeley. A partir de la primera cita concluyeron por separado, sin decirlo abiertamente, que era más prudente no compartir esa nueva amistad con Juan Camilo o María del Carmen. Laura sentía que estaba cometiendo una traición a pesar de que sólo sostenían unas relaciones donde