ISBN 0124-0854
N º 162 Febrero 2010 los políticos también se han permeado con los dineros del narcotráfico, en todos sus niveles: nacionales, regionales y municipales. Las propiedades, riquezas y operaciones del narcotráfico influyen sobre miles de personas, por ejemplo ayudando a financiar las campañas electorales o presionando a las comunidades para que voten por un candidato. Pero tal vez el mayor cambio en el consumo lo produjo de manera indirecta el narcotráfico, al hacer que el Estado invirtiera cada vez más sus recursos en la guerra antidrogas. Ejército, policía y jueces han tenido que ser dotados de nuevos elementos e incentivos para ser más efectivos y tener una mayor cobertura.
Inclusive, como se dijo al inicio, también se ven afectadas las personas que, sin estar en el negocio, ven modificados sus hábitos de consumo: aquellos que hacen parte de las comunidades de base. El Patrón, como también se le llamaba al“ mágico”, era un personaje bondadoso y altruista que construía urbanizaciones, escuelas, placas polideportivas y canchas de
fútbol y les regalaba dinero a los más necesitados. Lo hacía motivado por la generosidad y la filantropía o por el deseo de ganar apoyo personal o político de las comunidades. Hoy persisten en la memoria colectiva imágenes de personajes como El Mejicano, que entregaba fajos de billetes a campesinos y personas necesitadas, o de Pablo Escobar, con la construcción y entrega de viviendas a personas de bajos ingresos.
Finalmente, puede decirse que el narcotráfico produjo cambios en los hábitos de consumo de todos los colombianos. Por ejemplo, elevó el consumo de bienes y servicios de seguridad: empresas y hogares han apelado a la protección privada de manera recurrente en las últimas décadas, gastan elevadas fortunas en seguridad personal, como vigilancia y ejércitos privados, al igual que puertas blindadas y sistemas de alarmas para sus negocios y viviendas.
Todos estos efectos del narcotráfico en los hábitos de consumo de los colombianos han sido reproducidos en