ISBN 0124-0854
N º 172 Diciembre de 2010
Cortesía de Laura Rosendo ( ilustracionlaurosendo . blogspot . com / 2009 / 04 / lo )
vueltas , alargando y acortando camino , hasta que llegó delante de la oficina . Pudo aparcar el coche y suspiró de alivio . Apagó el motor , sacó la llave y abrió la puerta . No fue capaz de salir .
Creyó que el faldón de la gabardina se había enganchado , que la pierna había quedado sujeta por el eje del volante , e hizo otro movimiento . Incluso buscó el cinturón de seguridad , para ver si se lo había puesto sin darse cuenta . No . El cinturón estaba colgando a un lado , tripa negra y blanda . Qué disparate , pensó . Debo estar enfermo . Si no consigo salir es porque estoy enfermo . Podía mover libremente los brazos y las piernas , flexionar ligeramente el tronco de acuerdo con las maniobras , mirar hacia atrás , inclinarse un poco hacia la derecha , hacia la guantera , pero la espalda se adhería al respaldo del asiento . No rígidamente , sino como un miembro se adhiere al cuerpo . Encendió un cigarrillo y , de repente , se preocupó por lo que diría el jefe si se asomase a una ventana y le viese allí instalado ,
dentro del coche , fumando , sin ninguna prisa por salir . Un toque violento de claxon le hizo cerrar la puerta , que había abierto hacia la calle . Cuando el otro coche pasó , dejó lentamente abrirse la puerta otra vez , tiró el cigarrillo fuera y , agarrándose con ambas manos al volante , hizo un movimiento brusco , violento . Inútil . Ni siquiera sintió dolores . El respaldo del asiento le sujetó dulcemente y le mantuvo preso . ¿ Qué era lo que estaba sucediendo ? Movió hacia abajo el retrovisor y se miró . Ninguna diferencia en la cara . Tan sólo una aflicción imprecisa que apenas se dominaba . Al volver la cara hacia la derecha , hacia la acera , vio a una niñita mirándolo , al mismo tiempo intrigada y divertida . A continuación surgió una mujer con un abrigo de invierno en las manos , que la niña se puso , sin dejar de mirar . Y las dos se alejaron , mientras la mujer arreglaba el cuello y el pelo de la niña . Volvió a mirar el espejo y adivinó lo que debía hacer . Pero no allí . Había personas mirando , gente que le conocía . Maniobró para separarse de la acera ,