Agenda Cultural UdeA - Año 2010 DICIEMBRE | Page 13

ISBN 0124-0854
N º 172 Diciembre de 2010 acera , pegado a la camioneta , y salió por el otro lado , suelto , con una agilidad de animal . El demonio de coche tenía siete vidas . Tal vez por causa de toda esa confusión del embargo , todo ese pánico , los servicios desorganizados hubiesen hecho meter en los surtidores gasolina de mucha mayor potencia . Tendría gracia .
Miró el reloj . ¿ Valdría la pena visitar al cliente ? Con suerte encontraría el establecimiento aún abierto . Si el tránsito ayudase , sí , si el tránsito ayudase , tendría tiempo . Pero el tránsito no ayudó . En época navideña , incluso faltando la gasolina , todo el mundo sale a la calle , para estorbar a quien necesita trabajar . Y al ver una transversal descongestionada desistió de visitar al cliente . Mejor sería dar cualquier explicación en la oficina y dejarlo para la tarde . Con tantas dudas , se había desviado mucho del centro . Gasolina quemada sin provecho . En fin , el depósito estaba lleno . En una plaza , al fondo de la calle por la que bajaba , vio otra cola de automóviles esperando su turno . Sonrió de gozo y aceleró , decidido a pasar resoplando contra los ateridos automovilistas que esperaban .
Pero el coche , a veinte metros , tiró hacia la izquierda , por sí mismo , y se detuvo , suavemente , como si suspirase , al final de la cola . ¿ Qué diablos había sido aquello , si no había decidido poner más gasolina ? ¿ Qué diantre era , si tenía el depósito lleno ? Se quedó mirando los diversos contadores , palpando el volante , costándole reconocer el coche , y en esta sucesión de gestos movió el retrovisor y se miró en el espejo . Vio que estaba perplejo y consideró que tenía razón . Otra vez por el retrovisor distinguió un automóvil que bajaba la calle , con todo el aire de ir a colocarse en la fila . Preocupado con la idea de
quedarse allí inmovilizado , cuando tenía el depósito lleno , movió rápidamente la palanca para dar marcha atrás . El coche resistió y la palanca le huyó de las manos . Un segundo después se encontraba aprisionado entre sus dos vecinos . Diablos . ¿ Qué tendría el coche ? Necesitaba llevarlo al taller . Una marcha atrás que funcionaba ahora sí y ahora no , es un peligro .
Habían pasado más de veinte minutos cuando hizo avanzar el coche hasta el surtidor . Vio acercarse al empleado y la voz se le estranguló al pedir que llenase el depósito . En ese mismo instante hizo una tentativa para huir de la vergüenza , metió una rápida primera y arrancó . En vano . El coche no se movió . El hombre de la gasolinera le miró desconfiado , abrió el depósito y , pasados pocos segundos , fue a pedirle el dinero de un litro que guardó refunfuñando . Acto seguido , la primera entraba sin ninguna dificultad y el coche avanzaba , elástico , respirando pausadamente . Alguna cosa no iría bien en el automóvil , en los cambios , en el motor , en cualquier sitio , el diablo sabrá . ¿ O estaría perdiendo sus cualidades de conductor ? ¿ O estaría enfermo ? Había dormido bien a pesar de todo , no tenía más preocupaciones que en cualquier otro día de su vida . Lo mejor sería desistir por ahora de clientes , no pensar en ellos durante el resto del día y quedarse en la oficina . Se sentía inquieto . A su alrededor las estructuras del coche vibraban profundamente , no en la superficie , sino en el interior del acero , y el motor trabajaba con aquel rumor inaudible de pulmones llenándose y vaciándose , llenándose y vaciándose . Al principio , sin saber por qué , dio en trazar mentalmente un itinerario que le apartase de otras gasolineras , y cuando notó lo que hacía se asustó , temió no estar bien de la cabeza . Fue dando