ISBN 0124-0854
N º 168 Agosto de 2010
La anti-ciudad o la pérdida del sujeto urbano
Luis Fernando Acebedo R .
La anti-ciudad no es la ausencia de ciudad como algunos piensan . Por el contrario , es la expansión y el crecimiento de la ciudad , incluso a ritmos cada vez más acelerados , pero por causas distintas a la búsqueda de la elevación constante de la calidad de vida de sus principales habitantes y gestores : los ciudadanos . Es la ciudad sin sujetos colectivos , o como diría Armando Silva , “ la muerte del sujeto urbano ”. Es la pérdida de la ciudad vivida . Y desde el punto de vista espacial , es la construcción de espacios públicos sin civilidad .
Precisamente , Zygmunt Bauman nos retrata esta categoría de espacio público “ no civil ” cuando analiza el sentido de la imponente plaza La Défense en París , con su nuevo Arco del Triunfo como expresión de la emergencia del capital financiero y los servicios avanzados , dos de los símbolos y signos de la globalización de los mercados :
El visitante de La Défense advierte de inmediato que se trata de un lugar inhóspito : todo lo que está a la vista inspira respeto pero desalienta la permanencia . Los edificios de formas fantásticas que rodean la enorme plaza vacía están hechos para ser mirados , no para entrar en ellos : envueltos de arriba abajo en cristal espejado , no parecen tener ventanas ni puertas de acceso abiertas a la plaza ; con gran ingenio consiguen darle la espalda a la plaza que rodean . ( Bauman , 2008 : 104 )
Esto quiere decir que para la anticiudad , como expresión globalizadora de la competitividad , resulta completamente banal y superflua la construcción de ciudadanía desde las formas identitarias , culturales y políticas de la vida en sociedad . En su defecto , se van reemplazando por valores asociados al mercado . Los ciudadanos se convierten en clientes que deben comprar el acceso a sus servicios básicos , a la recreación y al deporte ; también deben pagar el derecho a movilizarse por la ciudad o a disfrutar de los espacios abiertos con acceso al público , aunque no necesariamente públicos .
Tal vez sean los centros comerciales la expresión más remozada del intento por construir estas nuevas espacialidades de lo público y lo colectivo desde los valores privados , la individualidad y el consumo . Es allí donde se materializan los nuevos conceptos que simulan la ciudad segura y aséptica , donde es posible mirar y ser mirados sin el prurito de tener que interactuar con alguien . Todos pasan , atraviesan , recorren , pero nunca se detienen para provocar un encuentro o un diálogo fluido . Incluso los cafés , como lugares de memoria , han cambiado de sentido al convertirse en espacios públicos privatizados , cuando hasta hace apenas algunos años eran espacios privados hechos públicos por el uso y el abuso de las tertulias culturales y políticas .