Agenda Cultural UdeA - Año 2010 ABRIL | Page 14

ISBN 0124-0854
N º 164 Abril de 2010
Prisión de Torrijos, Madrid del amor, / la de la muerte, / la de la vida. // Con tres heridas viene: / la de la vida, / la del amor, / la de la muerte. // Con tres heridas yo: / la de la vida, / la de la muerte, / la del amor”.
Me llamo barro aunque Miguel me llame. Barro es mi profesión y mi destino que mancha con su lengua cuanto lame.
Miguel Hernández, a cien años de su nacimiento. Un poeta que no se piensa, se siente; una tragedia que no compadece, purifica; una existencia que reconcilia con la propia existencia, porque de modo
permanente actualiza nuestra sustancia y nuestra pasta: el recuerdo, cual buena nueva, del venir del barro, la memoria, cual amenaza, del tornar al barro( cfr. Génesis 3, 19). Miguel Hernández, de nombre barro, aunque Miguel su nombre. Miguel Hernández, el poeta que nombra barro, el poeta que apropia barro. Miguel Hernández, el alma que, para la libertad, infunde vida y confunde muerte:“ Para la libertad sangro, lucho, pervivo. / Para la libertad, mis ojos y mis manos, / como un árbol carnal, generoso y cautivo, / doy a los cirujanos. // Para la libertad siento más corazones / que arenas en mi pecho: dan espuma mis venas, / y entro en los