ISBN 0124-0854
N º 158 Septiembre de 2009
voz hablando un idioma que descifro escribiendo o montando ; sé solamente que no es ni el francés ni el alemán o el español . ¿ Qué es ? No lo sé .
Trabajo y vivo en varios países , en Argentina , en Colombia , Venezuela , Alemania , Francia … En estas peregrinaciones se proyectan y definen mis caminos artísticos , también mis errores y fracasos . Todo esto es un rompecabezas cuyo sentido es incierto , pero no me molesta este estado . La incertidumbre productiva es para mí una fuente de inspiración . Con este espíritu me fui a la Argentina para montar con el Periférico de Objetos de Buenos Aires Máquina Hamlet , un trabajo colectivo que algunos de ustedes han visto quizás . El encuentro fue crucial , no solamente por lo que aprendí de los compañeros argentinos . Esta obra de cuatro páginas densas , escritas en el crepúsculo del estalinismo , que tematiza la destrucción del teatro por la historia , las antinomias de la conciencia infeliz y la maquinaria violenta de la historia , la enfrentamos impíamente con la situación de Argentina , doce años después de la dictadura y en medio de una crisis que culmina hoy en el colapso económico y político del país . Se mostró una virtud del texto que el propio Müller siempre enfatizó : que el texto es más inteligente que su autor . Y salió en el escenario la universalidad de un texto escrito en un país pequeño y encerrado : la República Democrática Alemana , que en paz descanse .
Lo que me queda del trabajo con el Periférico es una estética del goce negativo : en un mundo que se oscurece , la irracionalidad del teatro es la postura más racional . Los enemigos de esta estética la llaman negativa . Tienen más instinto que sus defensores . Lo negativo de esta estética es lo que rechaza la cultura establecida . A través del goce de lo rechazado incorporamos el poder de las desdichas individuales y colectivas en lugar de protestar vanamente contra ellas . La esperanza es que , por su enunciación escénica , se dé el gusto de representar lo que podría ser la caída de este poder . En este sentido se queda en utopía , sabiendo que la meta de la utopía está fuera del teatro . Esta postura no tiene nada de original , es simplemente una de las fundamentales del arte moderno . Y mientras imperan las desdichas , no voy a cambiar de actitud , incluso si la utopía resulta irrealizable . No diré que una mesa es un charco de patos , bajo el pretexto de que los tiempos han cambiado . Como San Juan de la Cruz , prefiero esperar lo imposible .
Acabo de hablar de la corriente fría de mis experiencias . Ahora quiero hablar también de la
corriente caliente . En 1999 abandoné la comodidad del teatro alemán y me fui a un país en
guerra civil : Colombia . Ahí monté con actores jóvenes La asamblea de mujeres de Aristófanes ;