Agenda Cultural UdeA - Año 2009 SEPTIEMBRE | Page 8

ISBN 0124-0854
N º 158 Septiembre de 2009
esa obra que habla tan maravillosamente de los anhelos de liberación, de la fragilidad de las utopías y de su fracaso. Dos días después del principio de los ensayos, unos sicarios asesinaron al actor satírico más talentoso y querido del país, a Jaime Garzón. Entre lágrimas, juramos hacer nuestro luto haciendo reír al público con una avalancha de carcajadas que enterrara a los hipócritas y a los corruptos. Para no tener el destino de Jaime, actuamos con máscaras. En la situación colombiana, este texto antiguo se hizo peligrosamente contundente, lo que dio alas a mi imaginación. En cierta medida busco situaciones políticas y sociales extremas puesto que, para mí, el teatro siempre trata situaciones y personajes extremos. Aquí en Europa me cuesta sacar a la luz lo extremo latente.
Quizás es cobardía mía, quizás también una reacción a la indiferencia saturada que encuentro en muchos lugares. Hace tiempo que el teatro ya no es un eslabón en la cadena de tomas de conciencia, además la cadena se rompió. La búsqueda de lo extremo es a la vez búsqueda interminable de las verdades de la vida que valen la pena ser narradas y la búsqueda de un lugar social, político, cultural y geográfico en el que tales proyectos sean aún posibles. Dónde estará, no lo sé. Y me siento cada vez más judío errante, viajando alegremente en las fracturas del mundo así como Ödön von Horváth, de quien monté su obraLa fe, el amor, la esperanza en 2001 en el barrio bogotano humilde y peligroso que más quiero: La Candelaria, un universo que refleja las contradicciones crueles de nuestro tiempo. Ahí, en ciertos momentos, estuve en mi lugar … quizás.
En mi vida vi correr mucha sangre: sangre de verdad y no sangre de teatro. Cuántos discursos sobre la vida y la muerte. El objeto mismo del discurso trasciende lo pensado, lo dicho, lo... Establecer y mantener esta tensión entre el signo y el objeto a que se refiere es el secreto silencioso de la creación artística; no sorprende que el cansancio de la creación engendre la tentación de traicionar el silencio a la locuacidad del discurso. Las escenas narran sinceramente, siempre y cuando sean enigmas transparentes. Cuando se vuelven discursivos, los signos se transforman en símbolos pretenciosos y autorreferentes; el barquito frágil de la creación se voltea y se va al garete.¡ Y que viva la mentira bien intencionada!¡ Qué difícil hacer imágenes adecuadas a su tiempo!