ISBN 0124-0854
N º 158 Septiembre de 2009
la realidad de lo representado , sino la realidad del proceso de representación que está teniendo lugar ; lo otro — la representación — es el resultado de este mecanismo . Cuando hablamos de representaciones pensamos en los productos representados , en las imágenes o escenas construidas , pero cuando aplicamos un enfoque teatral lo que se pone de manifiesto es el carácter procesual de este mecanismo , su funcionamiento interno , y es ahí donde hay que encontrar su sentido .
Como vemos , un factor que potencia la teatralidad es el énfasis en la exterioridad material , la ostentación de la superficie de representación , de los signos que se van a poner en juego . A través de un exceso de materialidad , el código llama la atención sobre sí mismo , haciéndose más visible . Este exceso de materialidad está relacionado con la necesidad de atracción de la mirada del otro , que hace que todo esto adquiera algún sentido , a saber : el ser visto . La representación enfatiza su
envoltorio exterior para seducir al otro con sus formas ; pero detrás de este exceso se descubre un vacío : esa aparente mujer en realidad no es una mujer , sino que es un hombre , y entre uno y otro se juega esa distancia desestabilizadora , que produce una especie de vértigo en el que mira . Este efecto de desplazamiento de los signos genera una fractura entre ellos . Ese es el vacío que funciona como motor de atracción tras las apariencias de superficie . Estas imponen su materialidad , cercana e inmediata , emancipada de cualquier otra finalidad que no sea su capacidad de atracción , sostenida por ese vacío que oculta . En la escena todo debe seducir y “ en el movimiento de la seducción — como explica Baudrillard — es como si lo falso resplandeciera con toda la fuerza de la verdad ” 10 .
Esto nos invita a ir más allá , nos intriga acerca del secreto que guardan las caretas ; pero cuando uno se acerca lo que descubre es el límite donde empieza un vacío , donde los sentidos se desequilibran , mientras que la tentación de seguir avanzando se hace más intensa : ese Otro no es el lugar del deseo o la alienación , sino del vértigo , del eclipse , de la aparición y la desaparición , del centelleo del ser , si puede decirse ( pero no hay que decirlo ).