ISBN 0124-0854
N º 159 Octubre de 2009
Salimos del baile acompañados con un criado que llevaba un farol , hasta la Casa de la Expedición . Al despedirme del geógrafo bajé los ojos para no ver el brillo de su mirada persiguiéndome hasta la alcoba .
— Veo que la señora me ha encontrado un sustituto — dijo mientras me alejaba . ¿ Qué habría en el rencoroso e injusto reproche del científico esa noche ?
Ni yo misma supe por qué , a pesar de necesitarlo , me alejé de él , acaso por sus continuas preferencias de la compañía de Bonpland .
No sabía el científico que de quien debía celarme se llamaba también Francisco pero no era Matís , mis sentidos estaban prendados del astrónomo que poco me hablaba y parecía rehuir mi compañía cuando pasaba del Observatorio a la casa a mirar el trabajo de los pintores o hablar con Mutis . El prusiano gozaba más de su compañía y salió con él muchas veces a los alrededores de La Sabana en observaciones científicas . A tanto llegó su afición a estar juntos que le prometió llevarlo con nosotros en el viaje al sur de América , con gastos que pagaría la Expedición y a los que Clérigo Mutis daría su consentimiento . El reconocimiento a su ilustración y genio , hicieron del astrónomo un hombre feliz por unos días , volvía a su trabajo con el sextante y a los cálculos , animados sus ojos con la esperanza del viaje . Pensando que lo tendría a mi lado en la travesía , no me di prisa por tratarlo y esperaba con impaciencia la fecha en que saldríamos de Santa Fe y se alejaría el astrónomo de su rutina en el Observatorio para encontrarnos en la aventura de la expedición . No sabía entonces que no viajaríamos juntos pero que a cambio uniría mi vida a la de él de una manera inmodificable por las decisiones que a última hora tomó Alexander . Las veces que abracé al astrónomo sentí , a pesar de la aparente fortaleza de su cuerpo grueso , que era un niño grande a punto de desplomarse al contacto de unos brazos . Me atrajeron sus debilidades , su timidez , su aire triste , la incapacidad de valerse por sí mismo en otros campos que no fuera la ciencia . Su escasa experiencia con las mujeres lo volvía arisco , a veces torpe y retraído , invitándome a descubrirle y a enseñarle los deleites del cuerpo . No tenía comparación con el carácter de