Agenda Cultural UdeA - Año 2009 NOVIEMBRE | Page 12

ISBN 0124-0854
N º 160 Noviembre 2009
Es aquí justamente donde la discusión adquiere su cariz más controversial , ya que a la violencia legal-institucional-estatal , se opuso la violencia ilegal-irregular-popular , sin que pueda asegurarse que la primera , por el solo hecho de ser monopolio del Estado , haya sido menos aterrorizante . Aunque estas cuestiones están a la orden del día — más aún en un país en conflicto como Colombia —, es válido aclarar que el presente análisis se circunscribe al caso revolucionario francés de la última década del siglo XVIII y que no pretende justificar ni condenar ninguno de los acontecimientos desarrollados allí , a pesar de su influencia innegable sobre la mayoría de países de la tierra .
Tomaremos tres casos paradigmáticos de la Revolución Francesa en los que se ejerció la violencia de manera colectiva , y a continuación hablaremos de las condiciones de violencia en las que debía sobrevivir , a su vez , el pueblo francés , con el ánimo de acercarnos a la comprensión de por qué tanta ferocidad revolucionaria .
La toma de La Bastilla y la muerte del gobernador Launay
El 12 de julio de 1789 el ministro Jacques Necker , bastante popular entre los parisinos , entre otras cosas por su planteamiento acerca de la necesidad de gravar con el pago de impuestos al clero y a la nobleza ( Primer y Segundo Estados , respectivamente ) para poder salvar las finanzas públicas , fue destituido por el rey Luis XVI , quien nombró en reemplazo suyo al retrógrado barón de Breteuil . Al parecer , este acto del rey fue interpretado por el pueblo ( Tercer Estado ) como una medida reaccionaria , que sería sólo la antesala de una represión más fuerte . Por esta razón , los hombres y mujeres de la capital francesa llevaron a cabo una serie de acciones con el objeto de obtener pólvora y fusiles , de las cuales la toma de La Bastilla fue la más espectacular y significativa , pero de ninguna manera la única . Su principal objetivo no era liberar a los siete presos que allí se encontraban , sino proveerse de artillería y , de esta manera , comenzar a recaudar material para su propia panoplia .
Defendían la fortaleza ochenta inválidos y treinta suizos . Apostados desde las torres ,
disparaban a discreción intentando disuadir a los miles de hombres y mujeres que