N º 154 Mayo de 2009
ISBN 0124-0854
N º 154 Mayo de 2009
piedracielismo alivió por fortuna de esa carga a nuestra poesía . Aligerándolo , el verso se hizo en adelanternas aéreo , más leve , más diáfano .
La época en que inició Meira Delmar su producción poética coincidió con el entusiasmo juvenil suscitado por los libros de Piedra y Cielo , de los cuales los primeros fueron Espejo de naufragios , de Arturo Camacho Ramírez , de 1935 , y Canciones para iniciar una fiesta , de Eduardo Carranza , de 1936 . Actitud general de aquel período fue el desinterés , por parte del piedracielismo y de los jóvenes poetas por él alentados , frente a las rebeliones vanguardistas surgidas en Europa y en América en las anteriores décadas del siglo . Poco se había hablado en Colombia y tampoco se habló en ese momento del futurismo , el cubismo , el expresionismo o el surrealismo . Es cierto que ya se notaba , al menos en la poesía de lengua española , la fatiga que le trajeron los grupos ultraístas de España y la Argentina . No se pensaba ya tanto en la necesidad , que esosismos habían inspirado , de decir cosas nunca dichas . Ni en la obligación de descubrir y emplear lenguajes poéticos inéditos . Si se exceptúan grandes obras memorables , como Altazor de Huidobro y las Residencias de Neruda , esas dos pretensiones de originalidad , que se resumían en el propósito del poema de asombrar al lector , quedaron prontamente olvidadas .
Los poemas de Meira Delmar llegaban así cuando ya se había cumplido aquella ambición de Piedra y Cielo de airear , de depurar el ademán poético colombiano . Y cuando aún no surgía entre nosotros la pasión por desentrañar las más valederas suscitaciones de las vanguardias . Otra fue , entonces , la intención predominante : un renacido imperio del lirismo , tal corriente subterránea que se ha prolongado a través de los tiempos , quiso nuevamente insinuarse : la poesía debería volver a tomarse como manera de recrear y de reflejar el universo interior del poeta . No todos participaban de esta inclinación , estando algunos , de cierta aptitud apenas versificadora , más atraídos por triviales manifestaciones de lo ingenioso o de la simple destreza formal . Pero nadie dudará de que , a la postre , únicamente permanecieron las voces que insistían en la necesidad de penetrar , a instancias del sueño o del desvelo , en lo más hondo de sí mismas . Entre éstas descolló , desde sus muestras iniciales , la cálida palabra de Meira Delmar .
Notas sobresalientes de la poesía de Meira Delmar son su delgadez y su tersura , de las que se derivan la sutileza y sabiduría de su dicción . Con estos caracteres , como sin esfuerzo , alcanza perfecta nitidez de contorno su figuración poética . Ha buscado también un armonioso ritmo , extraño a la sonoridad y a lo declamatorio , que la lleva de continuo a la alusión y no a la elocuencia , teniendo presente la opinión de Pound de que la poesía “ se atrofia cuando se aleja demasiado de la música ”. Todo ello parece decididamente reiterarnos la antigua verdad de que al poeta no le basta contar con su instinto , sino que , mediante exacta vigilancia , debe saber también encauzarlo . De que el poeta no sólo nace sino que se hace . Si no fuere así , estaríamos falsamente tomando por poesía lo que apenas llega a ser , sin