Agenda Cultural UdeA - Año 2009 MARZO | Page 17

N º 152 Marzo de 2009
ISBN 0124-0854
N º 152 Marzo de 2009

La piel

Por: Julio César Londoño *
Siempre nos han dicho que tenemos cinco órganos sensoriales, uno para cada uno de los sentidos: la vista, el oído, el gusto, el tacto y el olfato. ¡ Patrañas! – Manuel se ordena el pelo con la mano. Luego acerca la copa a su nariz y aspira con fruición –. En realidad es un solo órgano que tiene dos metros cuadrados de área, siete kilos de peso y un bello nombre: piel. Se la considera la receptora de los estímulos táctiles pero si lo pensamos bien es la responsable de todas las sensaciones porque los otros cuatro órganos no son sino áreas suyas especializadas. Mire usted, los ojos son dos pedazos de piel líquida y fotosensible. Un poco más abajo la piel se interna en dos fosas, se vuelve mucosa y es capaz de diferenciar miles de olores. Luego se curva en los labios, se interna en la caverna palatal y vuelve a emerger en forma de lengua. El conjunto – labios, caverna y lengua – no sólo es ese gourmet que cata lo ácido y lo amargo, lo dulce, lo salado y hasta lo simple, sino que constituye una zona erógena de altísima sensibilidad. ¿ Sabía que la lengua, los labios y los genitales tienen los mismos terminales nerviosos? Por aquí debe estar el asiento del espíritu. Los pitagóricos lo sospechaban, por eso llamaban a las palabras“ vientos del alma”. A ambos lados de la cabeza la piel se enrosca como un caracol para formar una suerte de antenas capaces de captar las ondas de presión del aire y llevarlas al tímpano, la membrana donde empieza ese proceso de conciencia que llamamos sonido.
“ El resto de la piel está dedicada al tacto propiamente dicho. La primera capa, la epidermis, es insensible porque está formada por células muertas. Todo sucede en la segunda, la dermis, que almohadilla el cuerpo y contiene las terminaciones nerviosas, esos servicios de inteligencia de la mente que decodifican las presiones que la capa muerta transmite a la segunda y las traducen en términos de temperatura, dolor, humedad, presión, textura o escozor. Entre estas capas hay miríadas de corpúsculos nerviosos en forma de huevo. Se encuentran principalmente en las zonas lampiñas: las palmas de las manos, las plantas de los pies, el clítoris, el glande, los pezones y la lengua. Son una especie de puntitos g. Su divisa es:¡ Ahí donde hay goce, ahí estamos!”.