Agenda Cultural UdeA - Año 2009 JUNIO | Page 16

N º 155 Junio de 2009
ISBN 0124-0854

N º 155 Junio de 2009

La poesía de los actos

Por: Eliseo Diego *
La Revolución no fue hecha por ángeles, tampoco por demonios.
Cuando triunfó la Revolución Cubana, yo no supe que triunfaba la Revolución Cubana. Pertenecía al grupo de incrédulos de mi generación a quienes los gobiernos de Grau y Prío, y el horror de Batista, habían colmado de desilusión y amargura. Poco a poco el país iba convirtiéndose en un gran casino y casa de prostitución. Pero a mí, al menos, me desamparaba la esperanza. Muy adentro había calado el veneno de la pseudocultura norteamericana. Con algo como una desesperada obstinación, me empeño en poner a salvo en la poesía, los pocos, diminutos fragmentos de la identidad de la patria que estaban a mi alcance.
Olvidaba la existencia de la otra Poesía con mayúsculas que se expresa a través de otros medios espléndidos y terribles como lo son el sufrimiento y la sangre. Olvidaba que la Poesía, tanto si se expresa en palabras como si se manifiesta en actos, es por esencia Sorpresa. Bien presente tenía la épica de la literatura; pero olvidaba la Épica de la Historia. Y así me tomó por sorpresa la irrupción del poema que llamamos la Revolución.
En 1958 había publicado el libro de versos al que titulé Por los extraños pueblos. Salvo unos pocos ejemplares, guardé el grueso de la edición en una alacena del baño de la casa. La había pagado de mi propio bolsillo, porque entonces no existían editoriales en Cuba ― a no ser de nombre sólo, como la de Orígenes ―, y eran unos cuatrocientos y tantos ejemplares. Pero me pareció que distribuirlos cuando cada mañana aparecían en las carreteras los cuerpos ultrajados de tantos jóvenes mártires, iba a ser como una imperdonable blasfemia.
A la Revolución no la hicieron ángeles, como sueñan a veces nuestros amigos, ni demonios, como
afirman con infame candor nuestros enemigos, sino sólo pobres hombres como lo somos todos. Y los
hombres solemos cometer errores, cómo negarlo. Algunos me han lastimado, aunque no muy a fondo;