Agenda Cultural UdeA - Año 2009 JULIO | Page 11

ISBN 0124-0854
N º 156 Julio de 2009
Tomás: Claro, lo que pasa es que la estructura microscópica de una pared de textura mate está formada por un inmenso número de espejos diminutos orientados al azar, de modo que cuando los rayos de luz inciden sobre ellos se reflejan en todas las posibles direcciones.
Eliza: Pero Simplicio insistía en que el espejo reflejaba la luz mejor que la pared iluminada por el Sol, porque cuando él se colocaba en el lugar adecuado recibía un chorro de luz del Sol tan intenso que ni siquiera lo podía mirar.
Tomás: Y es cierto, pero sólo para una dirección determinada, como ya te había dicho; en cambio, la luz del Sol que se refleja en una pared difusora ilumina todo el recinto de manera muy uniforme. Los experimentos que describe Salviati para comprobar su afirmación son tan sencillos como contundentes.
Eliza: Te referís al experimento de colgar un espejo en la pared iluminada por el Sol. Yo no podía entender lo que él decía, que toda la pared se veía bien iluminada pero que el lugar del espejo se veía oscuro, pero ahora caigo en cuenta de lo que quería decir.
Tomás: Es muy fácil verificar lo que dice Galileo saliendo a la calle cuando el Sol esté iluminando la fachada de un edificio. Los vidrios se ven oscuros, excepto aquel que pueda estar reflejando la luz del Sol directamente hacia nuestros ojos.
Eliza: Curiosamente yo sí he hecho esa observación, y lo que he visto es que el cielo se refleja en los vidrios de los pisos más altos de los edificios.
Tomás: Pero a menos que el cielo esté nublado, los vidrios se verán oscuros, porque el azul se refleja poco, y el cielo despejado es mucho menos luminoso que una nube iluminada directamente por el Sol, o que una nubosidad translúcida.
Eliza: Eso es cierto, recuerdo un ejercicio que hicimos en el curso de fotografía: cuando el cielo estaba nublado, el exposímetro de la cámara indicaba que había mucha más luz que cuando el día estaba brillante y sin nubes.
Tomás: La iluminación fotográfica es un excelente ejemplo de cómo una luz direccional ilumina mucho menos el campo visual que la luz difusa, y la mejor forma de comprobarlo es con el uso del flash. Cuando uno apunta el flash directamente a un grupo de personas, usualmente obtiene un resultado muy desagradable, porque los que están en primer plano quedan sobreexpuestos, mientras que el fondo y los que están atrás quedan subexpuestos.
Eliza: Sí, yo sé, por eso recomiendan rebotar la luz del flash en el techo, y todo queda iluminado de manera más uniforme.