Agenda Cultural UdeA - Año 2009 FEBRERO | Page 6

ISBN 0124-0854
N º 151 Febrero de 2009
esa veta axiológica que, irreductible en su fecundidad permanente a constantes mecanicistas como estructuras económicas, esquemas de progreso, procesos de diferenciación funcional, etc., no deja de evocar posibles relaciones, asociaciones y proyecciones figurativas con las que la sociedad puede enfrentarse
creativamente a la contingencia y complejidad del entorno.
Dicho en otros términos, el imaginario alude a una humanidad inmóvil que subyace y anima toda creación social. A ella se refiere Simmel cuando afirma que“ de igual modo que inferimos nuestros contenidos vitales— desde un punto de vista epistemológico— del reino de lo objetivamente válido, así, también— desde un punto de vista histórico—, obtenemos la mayor parte de aquellos del almacenamiento del trabajo espiritual de la especie; también aquí comparecen contenidos prefigurados, que se ofrecen para la realización en espíritus individuales, pero que conservan su determinación mas allá de éstos y que, sin embargo, tampoco es la de un objeto material; puesto que, incluso cuando el espíritu está unido a productos materiales, como aparatos, obras de arte y libros, jamás coincide con lo que hay de perceptible y sensorial en esas cosas. El espíritu habita en ellas en una forma potencial, que no se puede seguir concretando, a partir de la cual la conciencia individual puede hacerlas cristalizar.
El psicoanalista suizo C. G. Jung, a la sazón promotor teórico de esta categoría, refiere al imaginario cultural afirmando que“ la fantasía creadora dispone del espíritu primitivo, olvidado y sepultado desde hace mucho tiempo, con sus imágenes extrañas que se expresan en las mitologías de todos los pueblos y épocas. El conjunto de esas imágenes forman el inconsciente colectivo, heredado in potentia para todo individuo. Es el correlato psíquico de la diferenciación del cerebro humano.
A este último hecho se debe el que las imágenes mitológicas surjan de modo espontáneo, y coincidentes entre sí, no solo en todos los rincones de la tierra, sino también de nuevo en todas las épocas. Han existido siempre y en todas partes. De ahí que sea perfectamente natural que relacionemos con un sistema individual de fantasías aun los mitologemas más alejados cronológica o étnicamente. La base creadora es por doquiera la misma psique humana y el mismo cerebro humano que con variaciones relativamente mínimas funciona de idéntico modo en todas partes7.
En este poso común y profundo en el que anida virtualmente la experiencia humana toda descansa“ la
“ universalidad potencial” de todo lo que es humano para los seres humanos. Contrariamente a los