ISBN 0124-0854
N º 151 Febrero de 2009
imaginarnos a nosotros mismos escribiendo poesía tranquilamente bajo el cielo estrellado si lo que imaginamos es un país sin estrellas. Lo que uno sueña para sí tiene una contraparte en lo que uno sueña para los otros, para la comunidad y el país en el que se vive. En el fondo, los sueños son colectivos. La construcción, entonces, de un mejor país, pasa por que sus individuos conciban proyectos que confluyan en tener un entorno, una comunidad, un país en el que sea posible hacer realidad al menos parcialmente los sueños.
La capacidad de visualizarse conlleva la necesidad de conocerse un poco, de reflexionar sobre nosotros mismos, nuestros deseos, aspiraciones y de imaginar que hay un futuro y que éste puede ser en algo mejor que el presente. Aunque no se puede descartar que alguien pueda soñar con que todo siga exactamente igual es quizá lo más humano pensar que quisiéramos algo mejor. No poderse ver entonces en el futuro nos vuelve seres inmediatos, del día a día, de la supervivencia. Y la supervivencia simple no prevé los impactos de nuestras decisiones de hoy … las consecuencias de lo que hacemos sólo las tenemos en cuenta si nos vemos a nosotros mismos con personas con un futuro. Y ya todos sabemos que las comunidades, el planeta mismo sufren las consecuencias de decisiones en las que el futuro no se tiene en cuenta.
Si el colegio, la escuela, la familia y la comunidad dotaran de futuro a sus muchachos más temprano en la vida, la espera de un país mejor y más justo podría ser mucho menos utópica. Vivir un mejor presente quizá también dependa de ello.
Hay un país imaginario en el que todos habitamos, su nombre y ubicación coinciden con nuestra geografía. Pero sus reglas y sus habitantes, sus ciudadanos somos nosotros en futuro conviviendo o viviendo, sobreviviendo o disfrutando según lo que logremos imaginar. Nuestra educación básica, preescolar y media debería preocuparse porque ese país no esté tan deshabitado como a veces parece. Por ahora, la Universidad parece ser un lugar donde aparte de iniciar su carrera muchos de nuestros muchachos empiezan a poblar por vez primera ese país aun no soñado. Los sueños no siempre se cumplen, pero para aprender a aceptar esa realidad, primero hay que atreverse a soñarlos …
* Nelson Vanegas es Doctor en Física y se desempeña como profesor e investigador en el Instituto de Física de la Universidad de Antioquia. Escribió este texto especialmente para la Agenda Cultural.