ISBN 0124-0854
N º 151 Febrero de 2009
El país que figura en la imaginación
Por: Nelson Vanegas *
Después de haber formulado la pregunta, una buena parte de los muchachos mira hacia el techo, o al menos unos, pues otros lo hacen hacia el piso, y no pocos simplemente continúan mirando al infinito. Metáfora que usamos para decir que miran con ojos que no están focalizados en algo en especial y que parecen mirar más allá de las paredes sin lograr ver mucho. Dada la naturaleza de la pregunta, sería preferible que todos se quedaran pensando un buen rato. Sin embargo, no se puede dejar de esperar que luego de unos segundos esos ojos empiecen a brillar en lugar de mantener o quizá ahondar ese tono opaco que acompaña los estados en los cuales nuestro pensamiento no parece concebir ideas nuevas o al menos divertidas.
La pregunta es: ¿ qué se imagina usted que va a estar haciendo en diez años? El ejercicio se vuelve más arduo porque nadie quiere contar lo que pasó por su mente. Apelan entonces los estudiantes del grupo atrapado en este ejercicio a usar frases generales, formuladas sin mucha pasión. Pueden ser los miedos a hablar de cosas personales y en frente de extraños. Es difícil saber.
Invariablemente, cada vez que hemos hecho el ejercicio se tiene la sensación de que muy pocos en ese grupo se había atrevido a pensar en su futuro mucho más allá de unos meses, por decir mucho. El grupo está conformado por los“ primíparos” de uno de nuestros pregrados de ciencias.
Luego de esas sesiones, en que después de insistir un poco en la pregunta por fin alguien responde que se imagina a sí mismo trabajando en la NASA o recibiendo un Premio Nobel, ineludiblemente quedan las mismas dudas. ¿ Qué estamos haciendo mal en educación o culturalmente que nuestros muchachos al llegar a su vida adulta no parecen llevar consigo una mochila de sueños y proyectos? ¿ En qué punto de nuestro devenir como nación les estamos cercenando la capacidad de soñarse a sí mismos y verse con un futuro?
Las implicaciones de esa falta de sueños son escalofriantes. Para escribir estos pocos párrafos tuve que
visualizarme a mi mismo escribiéndolos. Para iniciar una carrera cuyos resultados son de largo plazo se necesita haberse soñado. Y esos sueños personales demandan un sueño de país, pues no podemos