Agenda Cultural UdeA - Año 2009 DICIEMBRE | Page 27

ISBN 0124-0854
N º 161 Diciembre 2009
Mientras estuvo hablando ( yo intentaba no escuchar , porque , al decirme que mi nacimiento había acabado con ella , estaba ella acabando conmigo ), estas melodías , u otras semejantes , rondaban por mi cabeza . Me ayudaban a no escucharla , y me recordaban la extraña e inolvidable fiesta que dio mi padre en Nueva Orleans en aquella Nochebuena .
Iluminaron el patio de velas , al igual que las tres habitaciones que daban a él . La mayoría de los invitados estaba reunida en el salón , donde un pálido fuego en la chimenea arrancaba destellos al árbol de Navidad ; otros muchos bailaban en la sala de música y en el patio a los acordes de un gramófono . Tras haber sido presentado a los invitados y agasajado por todos , me enviaron arriba ; pero , desde la terraza detrás de la contraventana francesa de la puerta de mi habitación , podía ver toda la fiesta , observar a las parejas mientras bailaban . Vi a mi padre bailando un vals con una mujer elegante alrededor del estanque que rodeaba la fuente de la sirena . Era realmente elegante , y llevaba un ligero vestido plateado que relucía a la luz de las velas ; pero era mayor , como mínimo diez años mayor que mi padre , quien en aquella época , tenía treinta y cinco .
De pronto me di cuenta de que mi padre era , con mucho , el más joven de su fiesta . Ninguna de las mujeres , por encantadoras que fueran , eran más jóvenes que la esbelta bailadora de vals con el ondulante traje plateado . Lo mismo ocurría con los hombres , quienes , en su mayoría , fumaban aromáticos puros habanos ; más de la mitad eran lo suficientemente viejos como para ser padres de mi padre .
Vi entonces algo que me hizo parpadear . Mi padre y su ágil acompañante se habían desplazado sin dejar de bailar hasta un lugar semioculto por las orquídeas ; se abrazaban y se besaban . Me quedé tan sobrecogido , tan furioso , que corrí a mi habitación , salté dentro de la cama y me tapé la cabeza con las sábanas . ¿ Qué podía querer mi joven y apuesto padre de una vieja como aquélla ? ¿ Y por qué toda esa gente ahí abajo no se iba de una vez para que Papá Noel pudiera entrar ? Permanecí despierto durante horas oyendo cómo se marchaban los invitados y , cuando mi padre dio las buenas noches por última vez , oí cómo subía las escaleras y abría la puerta de mi dormitorio para echar un vistazo ; pero me hice el dormido .
Muchas cosas ocurrieron que me mantuvieron despierto toda la noche . Primero , las pisadas , el ruido de mi padre subiendo y bajando las escaleras , respirando con dificultad . Tenía que ver qué hacía . De modo que me escondí en el balcón , entre la buganvilia . Desde allí tenía una visión completa del salón , del árbol de Navidad y de la chimenea , donde todavía ardían pálidas llamas . Además , podía ver a mi padre . Caminaba a gatas por debajo del árbol disponiendo una pirámide de paquetes . Envueltos en papel púrpura , y rojo y dorado , y azul y blanco , crujían levemente cuando él los movía . Me sentía aturdido , ya que lo que veía me obligaba a reconsiderarlo todo . Si se suponía que estos regalos eran para mí , obviamente no habían sido enviados por