ISBN 0124-0854
N º 161 Diciembre 2009
—¡ Bueno , al parecer , tenemos a otro predicador entre nosotros !
Siempre me hacía a mí mismo la promesa de no dormir en Nochebuena , quería oír el baile saltarín del reno en el tejado y quedarme allí , al pie de la chimenea , esperando a Papá Noel para saludarle . Y , en aquella Nochebuena en particular , nada me parecía más fácil que permanecer despierto .
La casa de mi padre tenía tres pisos y siete habitaciones , algunas espaciosas , sobre todo las tres que daban al jardín del patio : el salón , el comedor y una sala de música para los que querían bailar , tocar música y jugar a las cartas . Los dos pisos superiores estaban adornados con balcones de hierro forjado , cuyos intrincados barrotes verde oscuro se hallaban delicadamente entrelazados con buganvilia y rizadas guirnaldas de orquídeas , planta ésta que parece un lagarto chasqueando su lengua roja . Era el tipo de casa ostentosa con suelos encerados , algún mimbre por aquí y algún terciopelo por allá . Podría haber sido confundida con la casa de un rico ; era más bien la casa de un hombre con pretensiones de elegancia . Para un pobre ( pero feliz ) chico descalzo de Alabama , era todo un misterio el modo en que se las arreglaba para satisfacer esta aspiración .
No había en cambio misterio alguno en lo que se refiere a mi madre , quien , tras graduarse en la universidad , se esforzaba por ejercer todos sus encantos mientras luchaba por encontrar en Nueva York al novio adecuado que pudiera permitirle vivir en pisos de Sutton Place y adquirir abrigos de marta cebellina . No , los recursos de mi padre le eran de sobra conocidos aunque nunca mencionara el asunto hasta años después , cuando ya había podido comprarse collares de perlas que colgaban de su cuello envuelto en pieles .
Había ido a visitarme a uno de esos internados snobs de Nueva Inglaterra ( donde mi enseñanza era costeada por su rico y generoso marido ), cuando algo que comenté la enfureció ; gritó :
—¡ Conque no sabes por qué vive tan bien ! Yates y cruceros por las islas griegas . Pues , ¡ sus mujeres ! Piensa en esa larga lista . Todas viudas . Todas ricas . Muy ricas . Y todas mucho mayores que él . Demasiado viejas para que cualquier joven sensato se case con ellas . Es por lo que eres su único hijo . Y ésta es la razón por la que jamás volveré a tener otro ; yo era demasiado joven para tener hijos , pero él era una bestia , acabó conmigo , me estropeó .
Just a gigolo , everywhere I go , people stop and stare ... Moon , moon over Miami ... This is my first affair , so please be kind … Hey , mister , can you spare a dime ... Just a gigolo , everywhere I go , people stop and stare ... [ Célebre canción ligera de la época .]