ISBN 0124-0854
N º 161 Diciembre 2009
Era una auténtica tortura ser arrastrado por las calles de Nueva Orleans dentro de aquellos zapatos fuertemente atados , calientes como el infierno , tan pesados como de plomo . No sé qué era peor , si los zapatos o la comida . En mi casa estaba acostumbrado al pollo a la parrilla , a las verduras estofadas , a las judías con mantequilla , a pan de maíz y a otras cosas reconfortantes . ¡ Pero esos restaurantes de Nueva Orleans ! Nunca olvidaré mi primera ostra , era como un mal sueño deslizándose por mi garganta ; tuvieron que transcurrir décadas antes de que volviera a tragar otra . En cuanto a toda esa comida criolla cargada de especias , sólo pensarlo me da acidez . No señor , yo añoraba las galletas recién sacadas del horno , la leche fresca de vaca y la melaza casera .
Mi pobre padre no tenía ni idea de cuán desgraciado era yo , en parte porque nunca dejé que lo notara ni porque jamás se lo dije ; en parte porque , aunque mi madre protestara , él se las había ingeniado para conseguir mi custodia legal durante las vacaciones de Navidad .
Me decía : — Di la verdad , ¿ no quieres venir a vivir aquí conmigo , en Nueva Orleans ?
— No puedo . — ¿ Qué significa que no puedes ?
— Añoro a Sook . Añoro a Queenie ; tenemos un conejito de Indias muy divertido . Lo queremos mucho .
Dijo mi padre :
Manuela Betancourt , Pareja de espaldas , tinta sumi sobre papel .