ISBN 0124-0854
N º 157 Agosto de 2009
Antes de perderme en la multitud , oigo a mis espaldas este diálogo entre el portero y el joven de gafas :
Portero : bueno , esto se terminó . ¿ Qué tal se portaron hoy los ladrones ?
Joven de gafas ( fulminándome por la espalda ): pescamos algunos , pero otros se quedaron con la gana , como ese ...
Dios mío , “ ese ” soy yo , en qué lío me estaba metiendo ... Así que eras un cochino detective . Y yo que te tomaba por un lánguido intelectual , un delicado admirador de las bellas artes .
Muy decepcionado por la incomprensión humana me confundo entre los peatones de la Séptima , y me dirijo al sur , vía Avianca . Sigue el anonimato , todo pasa como si yo no existiera , como si no hubiera publicado hoy un libro . Es desolador . Definitivamente la literatura es una porquería . La dejaré y me dedicaré a vendedor de “ pomada milagrosa ” en la plaza de mercado . O marihuana , lo mismo da . Este suplicio de escribir es absurdo . La vida se va en palabras , y las palabras , al fin de cuentas , no son nada , sólo palabras ...
Bajo por la avenida Jiménez hasta la librería Buchholz a ver si exhibieron mi libro en la vitrina . Qué alegría , allá está . La portada luce maravillosa : esa mujer desnuda acostada como una colina en la noche , o como una duna en el desierto . Y a su lado , esa manzana roja fulgurante , la manzana del paraíso . La combinación de estos objetos es fulminante , atrapa la mirada . Da ganas de comprar el libro para acariciar la portada ( no la mujer de la portada ). ¿ Y qué otra cosa fuera de estos símbolos de una Eva negra y una manzana roja podrían ser más representativos de la silla eléctrica ? El sentido es perfecto . Estoy orgulloso de mi libro , a pesar del silencio y la indiferencia en que ha caído .
No importa , de todos modos yo soy más un vividor que un escritor . Por eso escribí en la contraportada esta definición de mí mismo que ahora puedo leer a través del vidrio :“ Pertenezco más a la vida que a la literatura , y a la hora del juicio final me gustará más encontrarme con las mujeres que amé , que con los libros que escribí ”.
Una pareja se acerca a contemplar la vitrina . Me pongo unas gafas oscuras para camuflar mi identidad y no piensen que soy narcisista . Sería estupendo que se pusieran a hablar mal de mí . Pero no dicen nada , pasan una mirada virgen a través del vidrio , sin romperlo ni mancharlo , sin un comentario . Si no tienen nada qué decirse es porque son casados .¿ Qué clase de gente es ésta ? Miro la mujer : es gorda , y huele a sudor de matiné doble . El tipo huele a su mujer . Al fin dice :
—¿ Te gustan las novelas ?
— Las novelas no , pero las radionovelas me privan , sobre todo las de Palmolive — dice la gorda .