Agenda Cultural UdeA - Año 2009 AGOSTO | Page 16

ISBN 0124-0854
N º 157 Agosto de 2009
para quien quiera permanecer dueño del poder de los libros sin sucumbir a su poderío , es hacerlos suyos gracias a la copia manuscrita y a la recopilación , en otro libro , de textos copiados de nuevo y reunidos por el lector convertido en escriba .
El libro es el instrumento de un poder temible y temido . Lo sabe Calibán , quien piensa que el poder de Próspero no será destruido más que si sus libros son capturados y quemados , y se dirige así a Stefano : “ Recuerda , / aduéñate antes de sus libros , visto que sin ellos / él está perdido como yo ”, y “ Sin más , quémalos ”. 4 Pero los libros de Próspero de hecho no son más que un único libro : el que le permite someter a la Naturaleza y a los seres a su voluntad . Este poder demiúrgico conferido por el libro no carece de riesgo para el que lo ejerce . En ese caso , copiar no es suficiente para conjurar el peligro . El libro debe desaparecer , sumergido en el fondo de las aguas : “ Y en lo más profundo , donde ninguna sonda lo alcance / Yo ahogaré mi libro ”. 5 Tres siglos después , es en otras profundidades , las de los anaqueles de la biblioteca , que debe ser sepultado un libro que , por ser de arena , no es menos inquietante . 6
En el siglo xviii , los propios cuerpos indican , de la peor o de la mejor manera , los poderes del libro y los peligros o los beneficios de la lectura . El discurso se “ medicaliza ”, construyendo una patología del exceso de lecturas considerado como una enfermedad individual o una epidemia colectiva . La lectura sin control es juzgada peligrosa porque asocia la inmovilidad del cuerpo y la excitación de la imaginación . Por este hecho , se ocasionan los peores males : la obstrucción del estómago y los intestinos , los trastornos nerviosos , el agotamiento físico . Los profesionales de la lectura , es decir los hombres de letras , son los más expuestos a tales desarreglos , fuente de la enfermedad que es por excelencia la suya : la hipocondría . 7 Por otra parte , el ejercicio solitario de la lectura conduce a un extravío de la imaginación , al rechazo de la realidad , a la preferencia dada a la quimera . De ahí proviene la cercanía entre el exceso de lecturas y los placeres solitarios . Las dos prácticas implican los mismos síntomas : la palidez , la inquietud , la postración . 8 El peligro es mayor cuando se trata de la lectura de una novela y el lector es una lectora retirada en la soledad . La lectura es pensada , en adelante , a partir de sus efectos corporales , y semejante somatización de una práctica , cuyos peligros estaban designados tradicionalmente con la ayuda de categorías filosóficas o morales , 9 es quizá el primer signo de una fuerte mutación de los comportamientos y de las representaciones .
Pero el cuerpo puede también revelar la emoción más sincera , la que produce la identificación con un texto que procura un conocimiento pragmático de las cosas y de los seres , y hace interiorizar , en la evidencia del sentimiento , la partición entre el bien y el mal . Es una conmoción tal de los sentidos la que produce , para Diderot , la lectura de Richardson . Describe así su sobresalto por la lectura del relato del entierro de Clarissa , en una carta a Sophie Volland del 17 de septiembre de 1761 :