ISBN 0124-0854
N º 141 Marzo 2008 de construcción de conocimientos desde el ciclo de la vida formativa, como desde los desarrollos en materia de ciencia y de tecnología. Pero, nos hemos preguntado: ¿ Cuál es el sentido cultural de nuestros proyectos curriculares? ¿ Dan ellos respuesta a unos contextos específicos y a unas realidades en las que lo cultural propone nuevas maneras de construir conocimientos a partir de la comprensión sobre los imaginarios en los que ellos se asientan? ¿ A qué nuevas maneras de relacionarnos con el mundo estamos contribuyendo? ¿ Cómo formar parte de un proyecto en el que las diferencias sean un camino posible para la construcción compartida de un espacio en el que todos tengamos cabida? ¿ El conocimiento per se es la única responsabilidad de la universidad? ¿ Cómo avanzar hacia una integración e interacción que se sustente en el verdadero compromiso que la universidad tiene con la construcción de la equidad, el respeto por la diversidad y el logro de la inclusión de todos los ciudadanos en el proyecto de sociedad? ¿ Cómo contribuir desde la universidad a generar, desde los niveles precedentes del sistema educativo hasta la
educación superior, unas relaciones más integrales entre la educación y la cultura, para que ésta no sea sólo un accesorio en el proceso formativo? Es aquí donde una política cultural universitaria que se sustente sobre la comprensión de la cultura como una dimensión que trasciende a la vida misma, más allá de las expresiones del arte o de la literatura o de los espacios de representación pública en los que dichas expresiones se ponen en escena para el disfrute de los públicos, podrá ayudar a encontrar nuevas vías en las que el diálogo de los saberes académicos con los saberes tradicionales y los saberes producidos por otros sectores de la sociedad tenga una posibilidad de encuentro en la universidad.
Esta nueva perspectiva permitirá allanar el camino para entender que la formación integral como propósito transformador del proyecto educativo de la universidad pasa por entender que la cultura participa allí, no sólo como alternativa para el uso del tiempo libre, sino como trasunto determinante en las formas de construir conocimientos, en