ISBN 0124-0854
N º 144 Junio 2008 abandoné a mis orgías de sol y estupidez. Lo olvidé.
intelectual junto a X-504 y Alberto Sierra, la trilogía del nadaísmo costeño.
Unos meses después encontré el sobre amarillento. Ya era tiempo de volver a los asuntos del espíritu. Entonces le escribí al autor del saludo y él me contestó. Nos hicimos grandes amigos por correo. Y ahora, dos años después, nos conocimos en Bogotá el día de su exposición en la Galería Colseguros, para la que me pidió unas palabras. Yo se las dije. Esa noche, Álvaro Barrios cumplía los primeros veinte años de su vida.
Barrios nació en Barranquilla.
Es uno de los artistas más lúcidos de mi generación.
No sólo en pintura, es también escritor. Pero la literatura es para él una forma secundaria de comunicación, una vía más para tomar conciencia de sus valores.
Es dueño de un dinamismo
Álvaro Barrios. La verdad es que no veo mucho de su cara. Tinta sobre papel teñido de té. 38x28cm. 1966
insospechado: combina sus actividades pictóricas con estudios
de arquitectura, y éstos con el proselitismo
Barrios no necesitó de nadie para consagrarse, para ocupar el lugar que hoy tiene en la plástica colombiana. Todo se lo confió a su talento y al trabajo. Por su cuenta empezó a hacer circular sus bellos horrores en revistas extranjeras de literatura, donde no vacilaron en acogerlo como un descubrimiento. Las páginas de El Corno Emplumado, la mejor revista de poesía de vanguardia de América, están ilustradas por el joven Barrios, y allí alterna sus dibujos con la pluma de José Luis Cuevas, Pedro Alcántara y otros maestros de nuestra generación.
A pesar de su escandalosa juventud, su fama le ha ganado al tiempo. nadaístas impacientes,
Los somos no tenemos tiempo de
esperar, de confiar en el veredicto de la historia. Nuestra generación vive en el terror, con una bomba suspendida sobre el