ISBN 0124-0854
N º 140 Febrero 2008 horrores de la yuca teñida con achote y con pimiento pajarito .
Por las mañanas son las citas iniciales de la lucha cotidiana , al son de esa obertura que Pan ejecuta con su orquesta . Leñadores jadeantes que pasan ofreciendo sus tercios de chamiza ; carboneros que se agigantan con la alteza de su fardo ; vendedores de musgos y de flores , de tierra de las cumbres y de yerbas de sus laderas . Contratistas de quesos y de natas , de vitorias y auyamas , de huevos y de pollos . La horda de la ensalada que vocea sus raíces y sus tallos . Reatas de bestias que arrean a las cocheras y vacas que conducen al ordeño . Corceles de los señores , montados a la jineta de los pajes faroleros . Las obreritas que salen a las fábricas , las costureras que van a casas ricas , los artesanos que parten a sus trabajos . El calabozo que troza en el barbecho , la azada que rompe el surco y el pisón que resuena en los tapiales . El humo que se alza del tejado , el viento que enloquece la platanera , y la campanilla , azul de cielo , que ofrenda sus galas instantáneas al sol recién nacido . Los corrales que garrulean , el turpial que se desata , el hombre que habla y el agua bondadosa que a todos acompaña . Al medio día , silencio arcadiano . Sólo le interrumpe la voz del maestro , en la escuela , el rumor de la enfilada turba que sale de paseo y los cantares del lavadero .
Por la noche , el alumbrado de la urbe , que irradia en sus confines ; el dulce regreso de los
dispersos ; la cena que sazona el cariño ; el rosario en la puerta , con la familia congregada ; el coloquio amoroso en la ventana ; el tiple que rasga , la guitarra que se queja y la canción que se difunde alada .
A esto deben agregarse los ecos y vibraciones que de la ciudad le llegan ; los estruendos de los autos y de los trenes ; los acordes de las bandas callejeras , de las retretas y de las orquestas . Y , si la barriada es alta , disfrutará el espectáculo de la constelación eléctrica y de la urbe transfigurada .
Y todo esto , tan común y ordinario ¡ enseña tanto !... Entre muchas nociones , podrá entender algún civilizado , que en la vida no ha menester tanta apariencia ni tanto aparato ; que al hombre , a quien nada llena , le basta un techo cualquiera , un hogar prendido y un afecto .
Pero si todo esto es viejo , ramplón y vulgar … ¡ Por eso , cabalmente ! Hay que repetirlo para que no se olvide ; pero … con cierto añadidijo ; a saber : que la vida , cualquiera que ella sea , es una vulgaridad y nada más que vulgaridad . Los sabios la disimulan con mentiras , y con mentiras los idiotas ; los poetas la envuelven en ensueños y los positivistas en experiencias . Buenos y malvados la disfrazan con esperanzas . Los ricos la tapamos con oro , los mediocres con arena y los pobres con ceniza .