ISBN 0124-0854
N º 150 Diciembre 2008 cortesano: de colores gayos, con formas esbeltas de pera o de linterna, abigarrados, a dos colores, a listas, en zonas, en rombos, tales llevan banderolas, a cuáles les cuelgan figurones, como de ángel, como de monstruos. Principian en Bello: les echan de las quintas vecinas, de las carreteras, de las calles, de la plaza de la aldea. A cada uno que cae, corren a buscarlo, a grito pelado, sin pensar en distancias, toda la chiquillería y hasta la grandería.
Ínterin la pólvora canta el Gloria in excelsis Deo, en un ¡ chis pún! arreíto. Ya que no con la palabra ni con la
oración colectiva, nos comunicamos y unimos en Cristo por medio de los cohetes. Los de las cordilleras circundantes convergen a Medellín; los de Medellín se riegan por las cordilleras. Se cruzan, se traban, se combinan y, aunque por instantes tan sólo, le rayamos el Cielo al Niño con lápiz de candela; se lo poblamos de jeroglíficos y desde las alturas le desgajamos espiras, tirabuzones y culebras; le inventamos un Sinaí de tronamenta alegre, y le hacemos descender, no el fuego vengador de Elías, sino estos bólidos multicolores y deslumbrantes, que no se vieron en Belén de Judá.