ISBN 0124-0854
N º 150 Diciembre 2008
Lázaro se sentaba a la mesa de todo rico. Cierto que aún gustamos hogaño los platos clásicos cual los gustaban antaño; pero con el paladar tan solamente: el corazón no entra para nada en estos refinamientos gastronómicos. Ya la familia no interviene en su preparación, ni se da cuenta de ella: o se les compra mercenariamente a punto de servir, o, si se les confecciona en casa, se les dará, cuando mucho, traslado a la señora. A nadie más. Ya el airón de humo, la candela, el lar; eso que implica y simboliza un común lazo, un mismo afecto, el calor tutelar de los padres, el cariño recíproco de los hermanos; que se ha celebrado por alguna fórmula en todo tiempo, bajo todas las religiones y todos los gobiernos; eso, que da origen y nombre a la familia, ya no tiene rito, ni una remembranza, tan sólo, en las montañas antioqueñas. Ya no tenemos lares: nuestras mansiones espléndidas están sin fuego. Tal vez ya no tengamos ni aun penates. Ciertamente que en la tierra del hogar cristiano y de los parientes de María Santísima, tendremos de congratulamos mucho y siempre con Cristo, el día de su natalicio; tendremos de agradecerle profundamente el derecho de entrar al Cielo que nos trajo, y la paz " a los hombres de buena voluntad " y algunas
otras menudencias del aguinaldo. Hoy, más que nunca, le celebramos soberbios cumpleaños. Días como ése nos alegramos tanto, que se nos olvida hasta el nombre del celebrado. Cosas de familia, al fin. [... ]
[... ] Decíamos de aquellas navidades. Desde la víspera era eso un mare mágnum; cabalgatas de caballeros y de damas, caravanas pedestres de las clases pobres, coches de punto y de particulares, carros y carretillas cargados de paseantes, ciclistas y bandas, murgas y charangas, cohetes y triquitraques. Por la noche retañe la jarana por esos ámbitos: el trajín de vehículos y viandantes, los cantorrios, los gritos, los berridos, la pólvora, el aguardiente. Un globo surca el éter, con vuelo sosegado de ángel bueno; cabecea otro, torpe y reacio, como diablillo insurrecto; se va éste de sesgo; aquél derecho: es otro se inflama a lo mejor; el que principia bien se tuerce, el que mal, se endereza, mientras unos se pierden otros surgen. Qué suerte más varia hasta en los mismos globos! Ya les echan de Santaelena, ya de El Picacho, ahora de Sancristóbal, ahora de Las Nieves. No les van en zaga las gentes de abajo: del riñón de la ciudad, de los arrabales, de los suburbios, les retornan el aguinaldo. No bien asoman se les nota, hasta en el aire, el aire