ISBN 0124-0854
N º 148 Octubre 2008
Fútbol y nación: ¡ pase al vacío!
Gonzalo Medina P.
Hoy en día, el tema y el discurso que invocaré en este artículo suenan a vejez. Y tal percepción parte de la fuerza argumental y fáctica que encarna un fenómeno como la globalización, con todos sus desarrollos económicos, políticos, militares y culturales. El espécimen que he sacado de la galería de las antigüallas, a despecho del brillo que irradia todo aquello asociado con lo trasnacional, es el Estado-Nación. Pero lo he desempolvado ― dirán hoy en Europa ― no para presumir de ilustrado, sino para pensar seriamente en la crisis institucional que Colombia sigue sin resolver después de doscientos años de vida republicana.
Estado-Nación. Argumenta que tal modelo no responde a los avances del mundo de hoy, caracterizado por la desaparición cada vez más evidente de fronteras a la hora de resolver o de crear conflictos políticos y militares ― léanse Irak y Afganistán ―, de implementar desarrollo tecnológico, de invertir capital en cualquier espacio de la geografía mundial y también al momento de promover y consolidar modelos culturales.
Mientras nuestro país continúa debatiéndose en un conflicto armado interno, como una suerte de hado que durante décadas nos ha conducido por los azarosos dominios del animus belli, producto en buena parte de la ausencia de un proyecto integral de país ― con cabida para todos ―, y de una clase dirigente también capaz de gobernar para todos, el denominado mundo industrializado tiende a renunciar a la opción política del
Por ello, al Estado-Nación se le mira ya con una distancia que tiene sabor a pasado. Aunque no faltan académicos que, más que lanzarlo a las tinieblas exteriores, advierten sobre el riesgo que corre por estos años:“ En