ISBN 0124-0854
N º 136 Septiembre de 2007 personas, especialmente latinoamericanas, que consideran suya la Estambul de Pamuk porque la identifican con sus ciudades de origen.
Nadie es una isla y Pamuk proviene de una tradición literaria que ha dado frutos de nivel internacional y de valor universal pero que no es conocida más allá de su país. Como traductor del turco y miembro de la comunidad académica, esto es lo que más me preocupa porque se trata del resultado de un desinterés por la cultura turca provocado por una serie de ideas preconcebidas. La más grave de todas ellas es, sin duda, la identificación de lo musulmán con lo árabe y, por extensión, del mundo islámico con el mundo árabe. Pocas personas relativamente cultivadas, al menos en España, saben que ni los turcos ni los iraníes son árabes ni, por supuesto, que sus lenguas son totalmente ajenas al árabe 2 y que otro tanto ocurre con sus culturas y sociedades. Así pues, la idea de que los turcos hablan árabe o algo parecido desemboca en un desinterés absoluto por su lengua, que sólo llega a llamar la atención de aquellos que se dedican a la lingüística general, lo que implica a su vez una alarmante escasez de traductores. Para acabar de complicarlo, el turco es una lengua altaica distinta de todas las que suelen conocerse y esa lejanía la hace bastante difícil a veces. Ignoro la situación en América Latina, pero en España actualmente no hay más allá de dos españoles nativos que traduzcan del turco para el mercado editorial. El segundo resultado de la inclusión de lo turco en lo islámico ha sido que la lengua y la cultura turcas se han integrado en los departamentos de árabe e Islam( probablemente nos resultaría absurda la existencia de un departamento de“ latín y estudios cristianos”). Este hecho no carece de sentido pero la valoración tradicionalmente negativa que los arabistas han hecho de los turcos impide que se impulsen los estudios de turcología. Por otro lado, ¿ hasta qué punto puede interesarle a un estudiante que se matricula para aprender árabe una lengua completamente ajena? Y la situación es muy parecida en otros países, como se demostró en un simposio organizado en la Universidad del Bósforo en junio de este año 3. Conclusión: apenas hay traductores de turco y la mayoría son lo que podríamos llamar“ vocacionales”, por lo que se traduce sin demasiado criterio. A este hecho habría que añadirle la falta de un canon literario claro en Turquía.