ISBN 0124-0854
N º 130 Marzo de 2007 entre las palabras nuevas las más antiguas , y entre las antiguas las más nuevas .
Pero mientras el neologismo no es autorizado por el Diccionario de la lengua , ¿ qué condiciones debe tener para ser admitido en el uso ? Todas o algunas de las siguientes , indicadas por Hartzenbusch : 1a . Si es necesario ; 2a . Si es fácilmente comprensible ; 3a . Si es lógicamente justificable ; 4a . Si siquiera es hermoso ; 5a . Si procede de raíz castellana , latina o griega ; y 6a . Si ya hace algún tiempo que se usa y lo han empleado autores correctos . Y no ha de extrañarse que sea tan grande el número de requisitos para la incorporación de un vocablo en el caudal del idioma . De la lengua francesa dijo Voltaire que era una pordiosera orgullosa a quien había que dar limosna a pesar suyo ; pero la singular riqueza del castellano lo pone a cubierto de esos socorros forzados . Sin duda que no puede disputarse a los hombres de genio el que se atrevan a acuñar moneda en sus troqueles , y que ha de tenerse indulgencia y aun reconocimiento para con esos grandes innovadores cuya feliz audacia produce el resultado de multiplicar los signos del pensamiento , para que éste se produzca con más brillantez y energía ; pero eso no obsta pasa exigir que los neologismos se formen con discernimiento y con buen gusto , porque no hay que perder de vista que no es alcanzar el fin sobrepujarlo , y que en literatura como en política no es libre quien abusa de la libertad sino el que obra con medida .
En una sola excepción puede señalarse a estos principios y es la relativa a términos técnicos de ciencias y artes . La Academia española , desde las primeras ediciones de su Diccionario , decidió no incluir en él sino las voces y giros del lenguaje vulgar , y posteriormente ha mantenido casi en absoluto su resolución . Cierto es que obrando con opuesto criterio , el Diccionario se convertiría en una enciclopedia inmanejable y carísima ; que algunos tecnicismos no tienen condiciones de larga vida ; que otros son de extravagantes e híbrida formación : y que muchos pertenecen a ciencias y artes tan poco generalizadas , que la utilidad de anotarlos sería en extremo restringida y dudosa . Pero , por una parte , es difícil señalar con precisión el límite entre el lenguaje común y el lenguaje técnico : de nación a nación y aun de una provincia a otra , ese límite varía según las industrias predominantes , según las aptitudes , conocimientos y gustos de los habitantes , y por otras causas que saltan a la vista y que producen el resultado de que en una parte sean del lenguaje ordinario voces que en otra tienen carácter de técnicas , y viceversa ; los progresos de la instrucción hacen también retroceder el expresado límite , y lo tornan más y más indeterminado . Por otra parte , abandonando el campo de la tecnología a compiladores comunes , reina en él la más completa anarquía , no sólo en cuanto al número y significación de los vocablos , sino en la ortografía y en el género de ellos . Por todo esto ha podido decirse con asomos de