ISBN 0124-0854
N º 130 Marzo de 2007 acostumbran a su recíproca proximidad y compañía .
Hay siempre , con todo , en las lenguas ya formadas , una parte permanente e invariable , al lado de la que es pasajera y cambiable , de la propia manera que en las variaciones sucesivas de los seres orgánicos perdura un principio vital y primitivo .
El Diccionario de una lengua debe contener toda esa parte invariable ; pero ¿ cuál debe ser
su regla de conducta con respecto a los neologismos ? En primer lugar , no debe , a despecho de las variaciones y progresos de esa lengua , violentar las ideas recibidas , y seguir imponiendo , como existentes , acepciones de largo tiempo atrás envejecidas , sin reconocer las nuevas que el uso ha adoptado , Y en segundo lugar , tampoco debe ir dando carta de naturaleza a cuantas voces , significados y giros invente el uso diario o el mudable capricho de los hombres , sin aguardar a que las sancionen las prácticas prolongadas . Vocablos hay que inventados en el calor de la lucha , en el movimiento del
periodismo y en las diarias ocurrencias de la existencia , parecen nacer llenos de vida , y la tienen , con todo , fugaz y perecedera , ya porque de antiguo existían otros más adecuados para designar la misma idea , o ya porque en realidad no existe el hecho nuevo de que pretenden ser signo . Esos vocablos llevan en sí mismos su germen mortal , y sólo viven con la vida efímera de las circunstancias que los hicieron nacer ; cuando ello es así y la boga que obtienen no pasa de la localidad en que surgieron , ni siquiera en libros de crítica deben ser anotados , porque eso es propender por la extensión y duración de su abusivo empleo , en vez de conseguir su extirpación y olvido . El Diccionario no debe , pues , quedarse demasiado a la zaga y atrasado con terca resistencia , ni tampoco debe romper la marcha con ligadura iniciativa : es y debe ser un lacayo que lleva el equipaje de su amo siguiéndolo de cerca o a distancia prudente y calculada . El Diccionario ha de ser depósito de las formas durables y de las variaciones permanentes de la lengua ; al lado del sentido envejecido debe comparecer el sentido actual , pero con la precaución de distinguir entre uno y otro , de suerte que sus columnas sean como archivo en que las vicisitudes de cada palabra hallen naturalmente su historia . En suma : en el Diccionario debe aparecer practicada la primera parte de la regla de Quintiliano , porque en cuanto a la segunda , que entra en la exclusiva jurisdicción del uso , no hay sino acatar sus resoluciones ; esa regla es : Escoger