Agenda Cultural UdeA - Año 2007 JULIO | Page 12

ISBN 0124-0854
N º 134 julio de 2007

Cristian, el chico de la guitarra y de ciertos remordimientos

Ricardo Aricapa
Cristian no sabe nada de su padre. Nunca, en los quince años que ya cumplió, lo ha visto. Ni cuando recién nacido, porque para ese momento su padre ya había abandonado el hogar. Así que ni siquiera en el recuerdo tiene un rastro suyo. Es, pues, un huérfano al que todavía no se le ha muerto el papá.
A Medellín llegó de ocho años, con su familia, en 1999. Y su familia— o lo que quedaba de ella— era su madre, su abuela paterna, y dos hermanos menores. La hermana mayor ya se había ido de la casa y desconocían por completo su paradero. La hacían en Cali dedicada a la mala vida.
Llegaron desplazados de una vereda del municipio de Ituango, dejando la finca, los animales y las pocas pertenencias familiares a la buena de Dios y al libre arbitrio del jefe paramilitar de la zona. Se asentaron en Altos de la Cruz, una barriada de invasión al extremo nororiental de la ciudad, una sucesión de casuchas paradas de cualquier manera— o de milagro— sobre precarios banqueos labrados en la escarpada montaña. Allí vivieron varias semanas, de arrimados en el rancho de un hermano de su madre, mientras reunían con qué construir un rancho propio: troncos, tablas crudas, latas de zinc usadas, plásticos negros y demás materiales de desecho