ISBN 0124-0854
N º 139 Diciembre de 2007
Bruselas, 8 de junio de 1903
Judith Nieto
los grandes hombres y mujeres, quienes, convencidos de que no podrán ser los narradores de su vida, alcanzan a expresar cómo contarían acerca de su paso por el mundo, sus glorias, también sus penas. En este sentido, así se expresa Marguerite Yourcenar:
Marguerite Yourcenar premio de las academias 1981, fotografía, Magazine Litteraire, N ° 283, diciembre 1990
Nada más esquivo al olvido que la propia existencia, por eso, y como siempre, estamos preparando el día de nuestra partida definitiva. Pese a que la certeza de morir
entristece, todos nos preocupamos de una u
otra manera por ser recordados; lo han hecho
Mi propia existencia, si tuviera que escribirla, tendría que ser reconstruida desde afuera, penosamente, como la de otra persona; debería remitirme a ciertas cartas, a los recuerdos de otros, para fijar esas memorias flotantes. No son más que muros en ruinas, paredes de sombras. Ingeniármelas para que las lagunas de nuestros textos […] coincidan con lo que hubieran podido ser sus propios olvidos 1.
¿ Qué decir sobre una vida ya extinguida? ¿ Qué semblanza lograr de Marguerite Yourcenar, luego de leer líneas como las que anteceden estos interrogantes? Su recuerdo obliga a retornar a sus libros, leídos una y otra vez, evidencia única de que ella todavía está