Agenda Cultural UdeA - Año 2007 DICIEMBRE | Page 7

ISBN 0124-0854
N º 139 Diciembre de 2007
Cuando estás ausente tu figura se dilata hasta el punto de llenar el universo. Pasas al estado fluido, que es el de los fantasmas. Cuando estás presente, tu figura se condensa; alcanzas las concentraciones de los metales más pesados, del iridio, del mercurio. Muero de ese peso, cuando me cae en el corazón.
En la segunda fase del duelo, sobreviene la negación, el engaño, es decir la mentira, que en sentido estricto no es otra cosa que expresar lo contrario a lo que se sabe, cree o piensa; de ahí que se recurre al disfraz, al enmascaramiento. Pero, ¿ qué rostro se esconde detrás de las máscaras? No es Aquiles, Patroclo, Antígona, Lena o María Magdalena; no, es Yourcenar. Ella es la sufriente Fedra, el bello Aquiles enredado en collares de oro, enfundado en seda, velado con gasas, confinado en aquel refugio femenino. Es Antígona tras su máscara de odio, es Lena que se corta la lengua para no pasar por la humillación de revelar un secreto que no es ningún secreto y es María Magdalena que se esconde en su cuerpo para olvidar la pasión y se convierte en
posesa de Dios, quien termina salvándola de la Felicidad.
No tengo miedo de los espectros. Sólo son terribles los vivos, porque poseen un cuerpo. Un dios que quiere que yo viva te ha ordenado que dejes de amarme. No soporto bien la felicidad. Falta de costumbre. En tus
brazos, lo único que yo podía hacer era morir.