Agenda Cultural UdeA - Año 2007 AGOSTO | Page 22

ISBN 0124-0854
N º 135 agosto de 2007 persiguieron a Abad los que él llamaba las“ vacas sagradas” de la medicina paisa. Y por eso tuvo fuerza para avanzar hacia lo que consideraba un nuevo saber, hijo de la salud pública y nieto de la medicina, según su propio símil. Ese nuevo saber sería la poliatría, la ciencia del bienestar humano. Si bien le dedicó trabajo y una publicación, la poliatría necesitaba más de lo que pudo darle y desafortunadamente no alcanzó a echar raíces.
antigua idea de la salud pública que hoy renace, está de moda y la presentan algunos como la panacea del futuro. También en esto, pero sin lo de panacea, Abad se anticipó y no se quedó en la idea sino que, a raíz de lo que observó en México, la concretó, le dio un instrumento eficaz: las promotoras rurales de salud. Las empezó a formar en 1956 en Santo Domingo, Antioquia. Para 1968, siendo Ministro de Salud otro quijote de la salud pública de este país: Antonio Ordóñez Plaja, se les da reconocimiento académico y administrativo y se intenta extenderlas a todo el territorio nacional. Y a los veinticinco años de iniciado el trabajo, llegan a la cantidad no despreciable de 5000,“ mis cinco mil novias” como las llamó el propio Abad en el enamorado artículo periodístico del 23 de agosto de 1981.
Sin duda, por su perfil y por su historia, al saber de la salud pública le aportó más Abad que Leonardo. Pero para ambos, más que un saber, la salud pública era un hacer. Un hacer social. Un hacer en colectivo. Una línea sostenida de acciones, organizaciones, servicios, decisiones y ensayos. Por eso las campañas anotadas, por eso alternaron cargos en la Jefatura del Departamento de Medicina Preventiva de su Facultad desde 1956 hasta su muerte, y por eso el empeño de Abad en la idea y realidad de las Promotoras Rurales de Salud. Al respecto, vale la pena un comentario. La promoción de la salud es una
No sólo promotoras rurales. También salubristas. En 1964 Abad fundó las Escuela Nacional de Salud Pública, proyecto conjunto entre el Ministerio de Salud y la Universidad de Antioquia. Fue su primer director, su orientador original. En el camino, la relación del Maestro y su Escuela fue turbulenta. Él se reconocía también, desde Asia lo explicitó en más de una carta, como creador de antiescuela. No se asustaba con las discusiones cuando sus discípulos, Leonardo y yo entre ellos, lo enfrentábamos, o cuando los ritmos y directrices de su Escuela eran distintos de los suyos. Terminó por sentir más próximo su Departamento de Medicina